Aunque los progresos fueron desiguales, en 2014 la amenaza del hambre extrema había remitido para una gran parte de la población mundial.
El informe SOFI de 2019 encontró una fuerte correlación entre el aumento del hambre y los países que habían sufrido una recesión.
Algunas de estas organizaciones se dedican exclusivamente a aliviar el hambre, mientras que otras pueden trabajar en varios campos diferentes.
Las organizaciones van desde instituciones multilaterales a gobiernos nacionales, pasando por pequeñas iniciativas locales como comedores de beneficencia independientes.
La desnutrición es una deficiencia en la ingesta de calorías y proteínas, la cual especialmente si es crónica, dificulta la salud y puede llevar a problemas en el desarrollo físico o intelectual que se pueden manifestar en diferentes problemas de adulto.
[7] En esta situación, se activan los procesos necesarios para la consecución de alimento: actividad del sistema dopaminérgico, dota al sistema nervioso central de una claridad en el pensamiento y en la percepción del medio (similar a la que la estimulación por drogas pueda causar), aumentando la neuroactividad.
En comparación con los informes anteriores, la versión 2020 revisó a la baja el número de personas que padecen hambre severa, aunque esto se aplicó a las cifras de cada año desde 2000, por lo que la tendencia al aumento del hambre desde 2014 seguía siendo evidente.
Sin embargo, ningún simple conjunto de estadísticas puede captar plenamente la naturaleza multidimensional del hambre.
En tercer lugar, las estadísticas de la FAO no siempre reflejan la subnutrición a corto plazo.
Además de las últimas estadísticas sobre Hambre y Seguridad Alimentaria, el IGH también presenta diferentes temas especiales cada año.
Algunos de los países que se han visto beneficiados por esta iniciativa del PMA son Afganistán, Haití, Birmania, Nepal, Pakistán, Filipinas, Siria y Zambia.
La primera, denominada Wefeedback es una comunidad en donde las personas que participan comparten comida y salvan vidas.