Fuerzas Armadas de la República Española

Durante la Guerra civil alcanzarían una nueva organización interna, constituyéndose tres ramas independientes (Ejército, Marina y Fuerzas Aéreas) e incorporando equipamiento moderno importado de la Unión Soviética.Sin embargo, en su lucha contra el Ejército Franquista no lograron evitar la derrota y desaparición de la II República.Durante el periodo inicial de la República, las Fuerzas Armadas estaban divididas en dos armas principales: La Aviación militar todavía era dependiente del Ejército, a pesar de que durante la República se pretendía modernizarla y convertirla en un arma independiente.A ese efecto se creó en 1933 la Dirección General de Aeronáutica, aunque hasta 1936 continuó dependiendo orgánicamente del Ejército.[3]​ Tenía 21.000 jefes y oficiales para 118.000 hombres[2]​ La República heredó la marina de guerra reconstruida durante el reinado de Alfonso XIII tras el desastre del 98 en que España perdió las colonias Cuba, Puerto Rico y Filipinas.[5]​ Por último, en cuanto al servicio militar obligatorio éste se redujo a 12 meses (cuatro semanas para los bachilleres y universitarios), pero mantuvo la redención en metálico del servicio militar, aunque sólo podía aplicarse a partir de los seis meses de permanecer en filas.[6]​ En balance, las reformas tuvieron mayor incidencia en el Ejército que en la Marina pero el resentimiento contra Azaña en ambos cuerpos fue igualmente negativo.En cambio en la capital Oviedo el movimiento insurreccional no triunfó en la madrugada del día 5 porque un error técnico.También fueron enviados el crucero Almirante Cervera[10]​ y el acorazado Jaime I.,[11]​ que participaron en el bombardeo de algunos núcleos costeros.Sin embargo, estas medidas no se vieron apenas modificadas durante el Bienio conservador.A continuación, y en los siguientes días, los militares comprometidos con el golpe se fueron sublevando en sus guarniciones con suerte distinta.Para el 21 de julio se podía decir que el Golpe de Estado había fracasado irremediablemente, pues no había logrado hacerse con el control del país y la República aún resistía, dominando la mayor parte del territorio español.Esto coincidió con la llegada del armamento soviético a partir de finales de mes, que incluía municiones, ametralladoras, los tanques T-26 o los veloces cazas Polikarpov I-15 "Chato" y Polikarpov I-16 "Mosca".En noviembre tuvo lugar la decisiva Batalla de Madrid, donde los republicanos lograron resistir y defender la capital frente a la ofensiva de las fuerzas sublevadas, ahora encabezadas por el general Francisco Franco (que había asumido el liderazgo en la zona sublevada).Siguió llegando material y técnicos soviéticos que ayudaron a equilibrar la balanza en los combates, aunque esta ayuda era insuficiente frente al apoyo italo-germano que se recibía en la zona sublevada.Tras la Batalla del Ebro (entre julio y noviembre de 1938), la República perdió prácticamente la guerra.Ese año hubo 23 viajes con armas en barcos soviéticos y 10 en buques de otra nacionalidad.Asimismo envió combustible, ropa y alimentos, parte de ellos sufragados con donaciones populares.Entre 1931 y 1937 ésta fue la cartera ministerial que estuvo a cargo del Ejército de Tierra.Tras el comienzo de la guerra civil, Casares Quiroga dimitió y durante aquel verano de 1936 por el ministerio pasaron numerosos militares (José Miaja, Luis Castelló Pantoja, Juan Hernández Saravia) que intentaron reconstituir el Ejército tras su desmembración.Unos meses más tarde, en septiembre el socialista Indalecio Prieto fue nombrado ministro de Marina y Aire, agrupando también a las fuerzas aéreas mediante la nueva Subsecretaría del Aire (que ostentó el teniente coronel Antonio Camacho Benítez).En el nuevo gabinete Indalecio Prieto pasó a liderar el nuevo Ministerio de Defensa Nacional, que unificaba los antiguos ministerios de Marina y Guerra y ponía bajo su jurisdicción a todas las Fuerzas armadas en la zona republicana.
Insignia del ministro de Marina durante el periodo republicano.
Sello del Ministerio de Defensa Nacional