Eduardo VIII del Reino Unido

En su juventud combatió en la Primera Guerra Mundial y, una vez terminada esta, representó a su padre en diversos viajes oficiales por otros países.A solo unos meses de iniciar su reinado, Eduardo, que ya había cosechado cierta reputación de frecuentar mujeres casadas, desencadenó una aguda crisis constitucional tras pedir formalmente matrimonio a Wallis Simpson, una celebridad estadounidense que ya se había divorciado en dos ocasiones.Eduardo sabía que el gobierno, encabezado por el primer ministro británico Stanley Baldwin, renunciaría si los planes de matrimonio seguían adelante, lo que obligaría a convocar nuevas elecciones generales y podría arruinar irremediablemente su condición de monarca constitucional y políticamente neutral.[N 1]​[3]​ Los nombres fueron elegidos en honor a su difunto tío, que era conocido por su familia como Eddy o Eduardo, y su bisabuelo el rey Cristián IX de Dinamarca.El padre de Eduardo, aunque ejercía una dura disciplina,[5]​ acostumbraba demostrar su afecto,[6]​ y su madre solía mostrar un lado divertido con sus hijos que contraponía a su imagen pública austera y les animaba a confiar en ella.[16]​ Eduardo emprendió su primer vuelo militar en 1918 y, más tarde, obtuvo la licencia de piloto.Su rango, los viajes, su buena apariencia y su soltería lo convirtieron en una figura sumamente popular, casi tanto como una estrella de cine que recién estaban surgiendo.Alan Lascelles, secretario privado de Eduardo durante ocho años, creía que, «por alguna razón hereditaria o fisiológica, su desarrollo mental normal se detuvo en seco al llegar a la adolescencia».[25]​ Jorge V estaba decepcionado por el fracaso de Eduardo para salir adelante en la vida y se le percibía disgustado por sus muchos romances con mujeres casadas.[28]​ En 1930, el rey le dio a Eduardo una casa, Fort Belvedere, cerca de Sunningdale, Inglaterra.[36]​ También comenzó a intervenir en las relaciones exteriores manteniendo conversaciones con el embajador alemán en Londres, Leopold von Hoesch, consideradas indebidas constitucionalmente.[19]​ El enfoque poco ortodoxo de Eduardo sobre su función se extendió asimismo a la moneda que llevaba su imagen.Un irlandés descontento, Jerome Brannigan (también conocido como George Andrew McMahon), sacó un revólver cargado cuando el rey montaba a caballo por Constitution Hill, cerca del palacio de Buckingham.Ahora se piensa que Brannigan había estado en contacto con el MI5, pero permanece en duda la veracidad del resto de sus afirmaciones.[41]​ Se hicieron los preparativos para todas las contingencias, incluida la perspectiva de la coronación del rey Eduardo y la reina Wallis.Eduardo propuso la solución alternativa de un matrimonio morganático, según el cual podría seguir como rey, pero Wallis no se convertiría en reina.A Wallis se le otorgaría un título menor en su lugar y los hijos que tuvieran no heredarían el trono.[56]​ Su hermano, el príncipe Alberto, duque de York, accedió al trono como Jorge VI.Eduardo se resintió con su madre y le escribió en 1939: «[tu última carta][N 3]​ destruyó el último vestigio de sentimientos que tenía para ti [...] [y ha] hecho que una posterior correspondencia normal entre nosotros sea imposible».[75]​ En una entrevista en la revista Liberty dijo que «si Hitler fuese derrocado, sería verdaderamente trágico para el mundo.Dígale al señor Roosevelt que si propone una oferta de intervención por la paz, el duque de Windsor promulgará inmediatamente un alegato apoyándola, y con ello comenzará una Revolución en Inglaterra que obligará al gobierno a alcanzar la paz».En 1940, Eduardo manifestó: «En los últimos 10 años Alemania ha reorganizado totalmente el orden de su sociedad [...] Los países que no estaban dispuestos a aceptar tal reorganización de la sociedad y los sacrificios concomitantes deben dirigir sus políticas en consecuencia».[79]​ Esta última parte de la evaluación, pero no la primera, se corroboró por las operaciones alemanas diseñadas para utilizar al duque.[82]​ Después de la guerra, el duque admitió en sus memorias que admiraba a los alemanes, pero negó ser pronazi.De Hitler escribió: «[El] Führer me pareció una figura un tanto ridícula, con sus posturas teatrales y sus pretensiones grandilocuentes».[83]​ Sin embargo, durante la década de 1960, dijo en privado a su amigo Patrick Balfour, tercer barón Kinross: «Nunca pensé que Hitler fuera un mal tipo».[88]​ En 1951, el duque publicó su autobiografía redactada por un escritor fantasma, A King's Story, en la que mostraba su desacuerdo con la política liberal.Ese año, fueron invitados por el presidente Richard Nixon a una cena en la Casa Blanca como huéspedes de honor.La reina María mantuvo su rabia contra Eduardo y su indignación por su matrimonio con Wallis; decía: «Renunciar a todo esto por qué».En 1967, se unieron a la familia real para el centenario del nacimiento de la reina María.
El príncipe Eduardo (abajo a la derecha), junto a su padre, el futuro Jorge V (izquierda), su bisabuela, la reina Victoria (centro) y su abuelo, el futuro Eduardo VII (arriba a la derecha)
Eduardo durante una visita de estado en Argentina , 1925
Eduardo, fotografiado junto a su futura esposa, Wallis Simpson , por Vincenzo Laviosa , 1934.
Monograma real de Eduardo VIII
Moneda con la imagen de Eduardo VIII mirando a la izquierda
El rey Eduardo VIII con Kemal Atatürk en Turquía , 4 de septiembre de 1936
Château de Candé, el lugar de celebración de su casamiento
Eduardo revisando un escuadrón de las SS con Robert Ley , 1937
El duque de Windsor, fotografiado en la entrada de la Casa Blanca , en la fecha del anuncio de la rendición japonesa , 1945
Los duques de Windsor con el presidente Richard Nixon , en 1970
Retrato de Eduardo con la túnica de la Orden de la Jarretera . Por Arthur Stockdale Cope (1912)
Escudo de armas de Eduardo, príncipe de Gales (1911–1936)
Escudo de armas de Eduardo VIII del Reino Unido
Escudo de armas de Eduardo VIII del Reino Unido (en Escocia)
Escudo de armas de Eduardo, duque de Windsor