Conde de Chester

Desde 1301 el título se otorga al heredero aparente al trono inglés, y desde finales del siglo XIV se ha dado sólo en combinación con el título de príncipe de Gales.

Hacia el siglo XII (incluso pudo haber sido antes) los condes habían establecido una posición de poder como gobernantes cuasi-principescos de Cheshire, que llevaron a la posterior creación del Condado Palatino de Chester y Flint.

El rey Enrique III otorgó el señorío de Chester, pero no el título de conde, a su hijo Eduardo en 1254 y cuando este subió al trono lo concedió a título de conde a su vez a su hijo, Eduardo de Caernarvon, primer príncipe de Gales.

Conservó su organización separada como condado palatino hasta el reinado de Enrique VIII.

Brevemente ascendido a principado en 1398 por Ricardo II, volvió a ser condado al año siguiente por decisión de Enrique IV.