En 1913, el rey Jorge es asesinado por un anarquista y Olga, ya viuda, no tardó en volver a Rusia.
Cuando estalló la I Guerra Mundial, puso en marcha un hospital militar en el palacio Pávlovsk, que pertenecía a su familia.
El país estaba en aquel momento sumido en la guerra greco-turca y en la inestabilidad política causada por la muerte sin heredero del rey Alejandro I de Grecia.
Olga Constantínovna pasó una infancia feliz entre la región de San Petersburgo y Crimea, donde su padre poseía varias residencias, entre ellas el palacio Pávlovsk, donde ella nació en 1851.
[4] Al contrario que su hermana pequeña Vera Konstantínovna,[5] tenía un temperamento muy tranquilo y se mostraba extremadamente reservada.
[4] En la familia, tenía una relación muy cercana con su padre[Nota 2] y con su hermano mayor, que la idolatraba.
[Nota 3] Sin embargo, le angustiaba la idea de tener que abandonar Rusia y pasó noches enteras llorando en su habitación durante todo el noviazgo.
[13] Apoyado por su hermana,[13] Jorge I acabó pidiéndole la mano de Olga a sus padres.
Muy próximo a su hija, el gran duque consideraba que con quince años era demasiado joven para casarse.
Olga se retiró a Rusia, de la cual tuvo que huir con un pasaporte danés durante la revolución (1917).