Demetrio Constantínovich de Rusia

Contaba con catorce años cuando su hermano mayor, Nicolás Constantínovich Románov, protagonizó un escándalo por el robo de un diamante a su propia madre para gastar los beneficios en la vida disipada que llevaba.

Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, su extremadamente deficiente vista le impidió enrolarse de nuevo en el ejército.

Grigori Zinóviev y Moiséi Uritski, dirigentes del Sóviet de Petrogrado, decidieron enviar al destierro a los varones Románov.

En Vólogda, Dmitri Constantínovich y los otros detenido ocuparon dos habitaciones en la casa de un comerciante local.

Allí fueron encarcelados con otros seis detenidos, en la misma celda ubicada en la sede de la Checa.

A fines de 1918, el príncipe enfermó, fue finalmente liberado y se le permitió abandonar Rusia.

Todas las informaciones están basadas en rumores, testimonios de segunda mano que varían en algunos puntos.

Cuando les ordenaron quitarse las camisas, vieron que la ejecución era inminente y se dieron un último abrazo fraternal.

El gran duque Jorge rezó unas oraciones y Demetrio exclamó las palabras del Evangelio: "Perdónalos, Señor, porque no saben lo que hacen".