La tradición histórica ha ensalzado tanto su belleza como su lado más cruel y despiadado.
Esta información la tomó el escritor italiano de Alonso Carrillo, quien había coincidido con Beatriz en la corte en varias ocasiones.
[20] Fallecido Téllez Girón en julio de 1482, Beatriz pasó a ser dama y criada de la reina Isabel la Católica, despertando entonces la atención amorosa del rey Fernando según algunos autores.
[21][22][23][24] En este tiempo estaba en la corte Hernán Peraza el Mozo, señor de la isla de La Gomera, quien había sido requerido por los reyes para responder por la muerte del capitán conquistador Juan Rejón en su isla.
Para obtener el perdón real, Peraza fue obligado a casarse con Beatriz por mandato de la propia reina, así como a participar con sus vasallos en la conquista de Gran Canaria que se estaba realizando en aquellos momentos.
Bobadilla envió entonces un mensajero a Gran Canaria para solicitar la ayuda del gobernador Pedro de Vera, que acudió en breve tiempo con cuatrocientos hombres.
El Consejo Real dio por buena la denuncia del obispo, e inició un proceso para la liberación de los esclavos que se demoró varios años.
Asimismo, tanto Bobadilla como Vera fueron condenados a entregar 500 000 maravedíes cada uno con el que sufragar las indemnizaciones por la libertad de los gomeros.
Allí argumentó que los gomeros no eran buenos cristianos, «non cuidando de se baptizar, llamándose con nombres gentiles, viviendo desnudos e teniendo ocho o diez mugeres», y que habían hecho un pacto con Peraza años atrás por el cual podían ser tomados como cautivos si no se apartaban de sus ritos antiguos.
Bobadilla logró demorar la resolución del Consejo Real, pero el profesor Antonio Rumeu de Armas cree que finalmente debió claudicar y depositar el medio millón de maravedíes.
[44][45] No obstante, algunas de sus actuaciones más polémicas como gobernadora quedaron recogidas por los primeros historiadores.
[48] En este sentido, Abréu Galindo indica su proceder contra un vecino principal de La Gomera llamado Francisco Núñez de Castañeda, que era «algún tanto libre en el hablar» y «puso mácula en su señora».
[49] Estos hechos contribuyeron a su imagen historiográfica como una gobernante despiadada y cruel.
Sin embargo, en opinión de los profesores González Zalacain y Muñoz Gómez, este juicio se debió a su condición de mujer, pues según estos autores «su gestión al frente del señorío (…) no se diferencia apenas de la que podría haberse llevado a cabo por un varón».
[50] La tutoría que ejerció Bobadilla sobre sus hijos menores tras la muerte de Peraza, y su renuencia a seguir las directrices de su suegra Inés Peraza provocaron el distanciamiento y la hostilidad con su familia política.
En su denuncia, Herrera la tachó de «sospechosa tutriz, despilfarradora y manirrota».
Tras esperarla varios días, el almirante regresó a Gran Canaria.
Una vez en el puerto, la tripulación llevó a cabo por orden del almirante diferentes triunfos, tiros de bombarda y lanzamiento de fuegos artificiales en homenaje a Bobadilla.
Bobadilla permaneció cerca de la corte, que se hallaba entonces establecida en su villa natal de Medina del Campo, elevando varios memoriales a los reyes donde se defendía de las acusaciones y solicitaba además la confirmación del señorío sobre La Gomera y El Hierro para su hijo.