[6] Los maternos fueron Juan de las Casas, señor en parte de las islas Canarias,[nota 2] e Isabel González Mexía, apodada la santa mujer.
[8][9] El historiador Juan de Abréu Galindo describe a Inés en su juventud como «muy dotada por su hermosura, riqueza y linage, y querida de muchos señores para casar con ella».
[12][13] A la muerte de su madre, Inés quedó como heredera junto a su hermano Guillén Peraza de sus bienes, entre los que se encontraba una extensa hacienda olivarera en Huévar del Aljarafe.
[15] El padre de Inés, Hernán Peraza, conseguía así unificar el señorío insular, trasladándose al archipiélago junto a su hijo con una armada para tomar posesión y proseguir la conquista de las islas insumisas.
El novio otorgó a Inés en concepto de arras matrimoniales la cantidad de 500 000 maravedíes, mientras Inés incorporaba como dote sus derechos sobre importantes propiedades en tierras del Aljarafe sevillano.
[23][nota 6] No obstante, aunque el dominio era pleno en Fuerteventura y El Hierro, La Gomera aún se mantenía prácticamente sin colonizar y se encontraba en parte ocupada por los portugueses, mientras Lanzarote estaba «secuestrada» por el rey Juan II de Castilla desde 1450, debido a que los lanzaroteños habían solicitado el sometimiento directo a la Corona tras haber expulsado de ella a los portugueses del infante Henrique el Navegante, a quien Maciot de Béthencourt había vendido la isla en 1448.
Los lanzaroteños pedían ser vasallos de los Reyes Católicos ante los desmanes de Inés Peraza y su marido, acudiendo a la corte para presentar denuncias y otros documentos.
[40] En 1482, ante los atentados de Pedro contra la vida de sus padres, así como por provocar revueltas en los dominios familiares fue desheredado por Inés, que fundó un mayorazgo en el segundogénito Hernán.