Alta Edad Media de la península ibérica

La Alta Edad Media de la península ibérica se divide en dos grandes etapas: la monarquía visigoda, de los siglos V al VIII; y el Al-Ándalus omeya, de principios del siglo VIII a principios del siglo XI, que llegó a dominar toda la península ibérica, excepto una franja septentrional donde se formaron varios reinos y condados cristianos.

A partir de la crisis del siglo III las bases sobre las que se había sustentado el Imperio Romano habían comenzado a resquebrajarse (el sistema esclavista, la ciudad y su dominio sobre el campo, el sistema de impuestos que sustentaba al Estado, etc.).

Fue el caso de los visigodos que se establecieron inicialmente en el curso bajo del Danubio, para irse desplazando hacia Occidente, llegando a saquear la propia Roma en el 410.

Además, recopilaron el derecho romano en el Liber Iudiciorum, aunque introdujeron nuevas leyes de raíz germánica.

[16]​[17]​[18]​ Para el fortalecimiento de su monarquía los visigodos consideraron necesario integrar en ella a la Iglesia católica hispana.

La Iglesia católica se convirtió a partir de entonces en una institución clave en la monarquía visigoda, ya que sus concilios no fueron simples asambleas religiosas, sino que se convirtieron también en asambleas políticas convocadas y presididas por el rey.

[19]​[11]​[20]​[21]​ La monarquía visigoda, siguiendo la tradición germánica, era electiva, y en el IV Concilio de Toledo de 633 se estableció que en la designación del rey no sólo intervendrían los nobles, tal como se había venido realizando hasta entonces, sino también los obispos, y que una vez producida la elección, tanto nobles como obispos le jurarían fidelidad (el grupo de nobles de mayor confianza del rey [los comtes] formaría el Aula Regia o Palatina, máximo órgano asesor del monarca).

Además el rey sería ungido con los santos óleos, asumiendo así su poder un carácter sagrado.

Sin embargo, todo esto no consiguió dar estabilidad a la monarquía a causa del mantenimiento de su carácter electivo, y las luchas por el poder entre los nobles, las intrigas y la violencia debilitaron el reino (la mitad de los reyes visigodos fueron asesinados o depuestos violentamente).

[40]​[41]​ En el año 750 el Califato de Damasco vivió una grave crisis, cuyo resultado fue que los Omeyas fueron desplazados del poder por el clan de los hashimíes, que trasladaron la capital del Califato a Bagdad ―el nuevo califa Abu al-'Abbas as-Saffah dará nombre a la dinastía abasida―.

Sin embargo, un joven miembro del clan Omeya, Abd-al-Rahman, consiguió escapar de Damasco y se refugió en la lejana Al-Ándalus.

Surge así el emirato independiente, aunque Abd-al-Rahman siguió reconociendo la autoridad religiosa ―que no la política― del califa abasí.

En las afueras de Córdoba mandó edificar una espléndida ciudad-palacio que sería la sede del nuevo poder califal: Medina Azahara.

[49]​[50]​[51]​[52]​ Como ha señalado Eduardo Manzano Moreno, «desde los tiempos del Imperio Romano no se había conocido una construcción política tan potente en la península».

[70]​[71]​ En las ciudades también residían los grupos sociales dominantes, constituidos fundamentalmente por los linajes descendientes de los conquistadores árabes, sirios y bereberes.

Así, Al-Ándalus fue el centro cultural más importante de Occidente en los siglos IX y X.

Por eso Fernando I (1035-1065) pasará a titularse rex de castellanos y leoneses.

Para ello los reyes se vieron obligados a realizar un plan oficial de repoblamiento, que fue dirigido directamente por el soberano o por sus delegados, condes u obispos, y que se interesó ante todo por las plazas fuertes de gran valor estratégico y militar.

La presura, también llamada «aprisión», era la norma por la que toda tierra yerma, sin roturar, podía ser poseída sin mayor requisito por quien primero la pusiese en explotación, pasando a continuación a obtener del rey el diploma de «propiedad».

El rey podía conceder esos títulos porque según el derecho romano y visigodo, todos los bienes sin dueño conocido (bona vacantia) pertenecen al Estado, al rey, y éste puede otorgarlos a quien desee.

[106]​[84]​[85]​[107]​ Pero en las décadas finales del siglo XX y las primeras del siglo XXI se ha puesto en tela de juicio esta visión tradicional, destacando el hecho de que los visigodos, como ya había sucedido con los romanos, tampoco habían conseguido dominar completamente la franja cantábrica habitada por astures, cántabros y vascones, hasta el punto de que el momento en que se produce la invasión musulmana, el último rey visigodo D. Rodrigo se encontraba «ausente en tierra de Pamplona, en guerra con los vascones por graves rebeliones que habían estallado en aquel país», según el cronista árabe Al-Maqqari.

Es así como surge en el siglo IX el Reino de Pamplona que hacia el año 816 ya cuenta con una dinastía propia, la familia Arista, que se hace con el poder en Pamplona, una antigua ciudad romana de origen vascón.

Aunque siguieron reconociendo la autoridad formal del monarca franco, los condes pronto se hicieron independientes, al conseguir que su nombramiento fuera vitalicio y hereditario.

El músico y poeta Ziryab , llamado a al-Ándalus por Alhakén I , en una escena de un jardín.
Sancho Garcés II de Pamplona , en el centro, y la mujer de éste, Urraca Fernández , a la izquierda. A su derecha Ramiro Garcés , rey del efímero reino de Viguera . Grabados del Códice Vigilano .
Distribución de la península entre suevos, vándalos y alanos entre 409 y 429. La autoridad imperial únicamente se ejerce en la provincia Tarraconense , y los visigodos se concentran en Galia .
La península ibérica a mediados del siglo VI
Nobles y clérigos asisten a un Concilio de Toledo. Codex Vigilanus (siglo X ).
Miniatura que representa a guerreros musulmanes a caballo
Mapa de la península ibérica hacia el año 1000.
Molino de agua de la Albolafia (Córdoba).
Vista aérea de Córdoba con la antigua mezquita en primer plano.
Sección de la miniatura medieval donde están Alfonso III de Asturias y la reina Jimena a su izquierda. Libro de los testamentos de la catedral de Oviedo (siglo XII )
El reino de Pamplona con el condado de Aragón alrededor del año 1000
Los condados catalanes entre los siglos VIII y XII
Interior de la iglesia de estilo mozárabe de San Miguel de Escalada .