[cita requerida] Poco a poco su nombre fue apareciendo cada vez más en revistas y periódicos como Revista Nueva, Juventud (firmando con Pío Baroja y Ramiro de Maeztu como grupo de los Tres), Arte Joven, El Globo, Alma Española, España, El Imparcial y ABC.
[4] Tenía ya una larga trayectoria en la prensa madrileña cuando se incorporó a La Vanguardia como crítico literario.
[5] Gracias al empeño del director Miquel dels Sants Oliver, Azorín publicó, en este rotativo, cerca de doscientos artículos entre 1914 y 1917.
La renovación procurada por los autores del 98 es tan patente que, para muchos estudiosos, 1902 se convierte en un año fundamental para la literatura española y europea, ya que en él se publican cuatro novelas profundamente renovadoras y que tendrán una influencia decisiva en los años venideros.
[cita requerida] Su producción literaria se divide fundamentalmente en dos grandes apartados: ensayo y novela.
[cita requerida] La producción literaria de Azorín tiene también un gran valor estilístico.
[cita requerida] Como ensayista, dedicó especial atención a dos temas: el paisaje español y la reinterpretación impresionista de las obras literarias clásicas.
[cita requerida] En los ensayos dedicados a la situación española se observa el mismo proceso evolutivo que marcó a toda la generación del 98: si en sus primeras obras examina aspectos concretos de la realidad española y analiza los graves problemas de España, en Castilla (1912) su objetivo es profundizar en la tradición cultural española (reflexiones que surgen espontáneamente a partir de pequeñas observaciones del paisaje), además de incorporar un sentido del tiempo cíclico inspirado en Nietzsche.
Por tanto, se limita a expresar sus impresiones y reflexiones personales sobre la literatura española.
Azorín irá a Andalucía y recorrerá la zona de Sevilla.
Son novelas que suponen una fuerte ruptura con el canon novelístico de la literatura decimonónica.
[16] Según algunos autores (como Martínez Cachero), sus novelas se podrían dividir en cuatro etapas, por la evolución de su estilo, aunque mantienen una cierta unidad entre ellas: Azorín siempre sintió gran afición por el teatro; sin embargo, sus obras no gozaron del favor popular.
De su pluma saldrían Old Spain (1926), Brandy, mucho brandy (1927), Comedia del arte (1927) y la trilogía Lo invisible, vinculada a la estética del expresionismo, de la que forman parte La arañita en el espejo, El segador y Doctor Death, de 3 a 5, considerada por algunos críticos como su mejor producción dramática.
Pero la mentalidad española no estaba preparada para asumir estas nuevas propuestas dramáticas.
Debe señalarse que Azorín es el seudónimo principal de José Martínez Ruiz, quien también publicó con su propio nombre, así como con los seudónimos Cándido o Ahrimán.