[9] Para ello, Cárdenas ordenó se enviara una comitiva a recibirlo en el puerto de Tampico.
Esta segunda comitiva fue liderada por Juan R. de la Cruz, y cumplió con el deber de acompañarles en su trayecto al hotel y a la mañana siguiente al tren que debían tomar con destino a la capital.
El criterio abrió aún más las puertas del conflicto laboral y las huelgas aumentaron.
El partido oficial se convirtió rápidamente en una de las bases más sólidas del presidencialismo posrevolucionario.
Cárdenas acogió a unos cuarenta mil exiliados republicanos españoles, que debieron salir de su país por la guerra civil entre 1936 y 1939.
Al finalizar la guerra con el triunfo del ejército sublevado, Cárdenas puso bajo su protección a los exiliados españoles en Francia, incluyendo al presidente Manuel Azaña, quien murió bajo protección diplomática mexicana y fue enterrado envuelto en una bandera mexicana, porque las autoridades colaboracionistas francesas se negaron a que fuera enterrado con la bandera española republicana.
Este parque se constituyó como tal para la conservación de la flora y fauna del lugar.
Además, se liberó a los usuarios de drogas encarcelados por pequeños delitos relacionados con su consumo.
[13][15] Al inicio de su sexenio Cárdenas tuvo mayor representación en el ámbito político, formando alianzas con diputados, senadores, presidentes municipales y jueces.
Esto hizo que el general pudiera proyectar su visión política y económica sin mayor oposición.
Los ejidos contaron con muy pocos insumos, usaron los que tenían a la mano: tierra y trabajo, lo cual ayudó a un empleo más racional de estos medios de producción e hizo descender el desempleo rural.
Cuando Cárdenas asumió la presidencia, la producción de petróleo, aunque baja respecto al pasado, comenzó a crecer nuevamente.
El esfuerzo mexicano por colocar su petróleo en los países del Eje y en América Latina permitió que las ventas al exterior subieran.
El cardenismo visualizaba al México del futuro como un país predominante agrícola, rural y cooperativo.
En el norte, llevó a cabo la Reforma agraria, planeada originalmente por Emiliano Zapata.
Este reparto es considerado por muchos como el más grande del siglo en la historia de México.
Cada ejido estaba regulado por un órgano interno llamado Comisaría Ejidal, integrada por los titulares de la dotación (generalmente hombres) que elegían a un presidente y una mesa directiva.
Al iniciarse los años treinta, México era ya un productor marginal, situación que cambió, con los descubrimientos de Poza Rica en 1930.
México aceptó desde el principio pagar lo que había tomado, pero no inmediatamente sino dentro del plazo de diez años fijado por la ley.
El gobierno de Washington sugirió entonces como única solución que México devolviera lo tomado, a lo cual Cárdenas se negó.
Cárdenas abandonó la presidencia y no llegó a un arreglo definitivo con la mayor parte de las empresas expropiadas.
Aunque en un primer momento las cinco corporaciones estadounidenses se desesperaron, con la Segunda Guerra Mundial en ciernes, el presidente Franklin Delano Roosevelt tuvo más interés en la alianza estratégica con México como un bloque económico que en proteger las compañías privadas.
Por otra parte, el sector de banca privada, tuvo un amplio desarrollo durante este contexto.
Contrariando a Cárdenas, Ávila Camacho fundó el Partido Revolucionario Institucional, donde se agruparían sectores de la derecha política.
En España, tiene calles y monumentos dedicados a su memoria en Barcelona, La Coruña, Córdoba, Madrid, Valencia o Elche, entre otras localidades, en reconocimiento por su trabajo al acoger refugiados del bando republicano en México tras la guerra civil española.
Asimismo en Praga, República Checa, existe un parque que lleva su nombre, en honor a su amistad con el presidente T.G.
Cárdenas actuó con rapidez ejerciendo el poder que le quedaba a la presidencia en tanto jefatura del ejército.
La reforma no tocó solo la periferia, sino el corazón mismo de la agricultura comercial.
La CTM, organizada a principios de 1936, junto con la CNC, se convirtió en un pilar del cardenismo, aunque la base no llegó a mostrar la incondicionalidad del movimiento campesino, los organismos obreros sostuvieron la candidatura de quien Cárdenas había designado como sucesor, el general Ávila Camacho.
En torno al desarrollo económico del país, Cárdenas llegó a considerar que estaba en la posibilidad de optar entre dos alternativas para ese desarrollo, imitar la estrategia del modelo capitalista seguido por las sociedades industrializadas o intentar un camino diferente que combinara el crecimiento de la producción con el desarrollo de una comunidad más integrada y más equitativa.