Tollan-Xicocotitlan

Su influencia alcanzaba lugares tan distantes como la península de Yucatán, El Salvador, Honduras y Nicaragua.

No debe confundirse con el sitio mitológico denominado Tōllān, cuya identificación con Tollan-Xicocotitlan ha sido puesta en duda en textos recientes.

Tollan-Xicocotitlan se localiza en un valle de clima templado, irrigado por el río Tula.

Sin embargo, la presencia del río Tula permitió el desarrollo de una agricultura productiva.

Por este período aparecen en la ciudad las primeras alusiones iconográficas al culto a Quetzalcóatl, asociado con el planeta Venus.

[8]​ Aunque en ocasiones se consideró que este relato era solo un mito, las evidencias arqueológicas y la revisión de las fuentes históricas han puesto de manifiesto que verdaderamente hubo una disputa interna en Tollan-Xicocotitlan.

[11]​ Durante esta fase debió consolidarse el espacio monumental que constituye la actual zona arqueológica de Tula, consistente en dos grandes basamentos piramidales, dos canchas para el juego de pelota y varios palacios que pudieron ser ocupados por la élite tolteca.

Por esta época, Tollan-Xicocotitlan se convirtió no solo en el corazón de las redes comerciales mesoamericanas.

El ocaso de Tollan-Xicocotitlan inicia hacia mediados del siglo XII, y es un proceso que coincide con la llamada Fase Fuego.

Centros provinciales, como Apazco, también desaparecen, mientras otros como Santa María, Mesa la Ahumada y El Pedregal, tienen una despoblamiento casi total.

No obstante, la mayor parte de las aldeas y pequeños caseríos se continúan ocupando en esta zona sin que ocurra un aparente abandono.

Tras la conquista española, se construyó en la región una nueva población que tomó su nombre de la antigua ciudad, aunque castellanizándolo.

Las primeras exploraciones arqueológicas fueron realizadas en la década de 1880 por el anticuario francés Désiré Charnay, mismas que publicó en su libro Les anciennes villes du Noveau Monde, donde describe e ilustra algunos edificios y monumentos de la capital tolteca.

Fue el mismo Charnay quien después de sus exploraciones por la República Mexicana propuso la relación que existió entre Tula y Chichén Itzá.

A su vez, el yacimiento arqueológico forma parte del parque nacional Tula, que es un área natural protegida.

Tula Chico fue el núcleo a partir del cual se desarrolló la ciudad de Tollan-Xicocotitlan.

Tula Chico posee una plaza alrededor de la que se encuentran distribuidos los principales edificios del conjunto.

La Plataforma Norte alberga las dos principales edificaciones religiosas, conocidas como Pirámides Este y Oeste.

En la parte superior de la plataforma debió existir un templo, como lo muestran las esculturas que coronan la pirámide desde su restauración.

Por ejemplo, las llamadas columnas serpentinas están decoradas por una serpiente emplumada, que tal era el significado del nombre de Quetzalcóatl.

Esta es la característica más original del edificio, puesto que construcciones similares en Mesoamérica fuera del Área Maya solo se las ha encontrado en el Norte de Mesoamérica, abandonado por los pueblos agricultores por el tiempo en que Tollan-Xicocotitlan comenzaba su apogeo.

El edificio tiene más bien por función ser la principal sede de consejos para tratar los asuntos públicos del estado Tollan.

Las banquetas-asiento son bancas que se sitúan perimetralmente en las salas, y cuya figura en perfil recuerdan los teoicpalli, asientos de la realeza mexica.

[18]​ Como la Pirámide B, el Palacio Quemado también posee importantes elementos iconográficos, que desde ciertas perspectivas, podrían arrojar como interpretación final de los descubrimientos arqueológicos una asociación este edificio y ciertos rituales relacionados con la guerra y el señor de la ciudad.

Estos motivos están asociados con el dios Quetzalcóatl, en su advocación de Ehécatl, señor del viento.

Se le debe a él la hipótesis más conocida —desechada en la actualidad— según la cual, la ciudad maya del Puuc fue fundada por los toltecas.

Una hipótesis contraria —igualmente desechada— sostenía que los mayas penetraron al Altiplano antes del apogeo de Tula.

Linda Manzanilla y Leonardo López Luján sostienen en su Atlas (1999) que los nonoalcas[22]​ son originarios de la costa tabasqueña del golfo de México, que en tiempos precolombinos como en la actualidad fue ocupado por grupos mayenses.

Desde su posición, tampoco se puede sostener que haya sido el mismo Quetzalcóatl (Kukulcán para los mayas) quien, en compañía de sus desterrados seguidores, fundará la capital itzá.

El mismo fenómeno habría sido experimentado en la Mixteca, donde Ocho Venado apela claramente a su relación con la Serpiente Emplumada como hijo del sacerdote de su templo en Tilantongo.

Tollan-Xicocotitlan en el mundo posclásico mesoamericano.
Lechuguillas en la zona arqueológica de Tula.
Vaso-efigie tipo Tohil plomizo.
Pirámide C en el centro ceremonial de Tula.
Vista de la escalinata de la Pirámide B desde el Palacio Quemado.
Plano de Tula Chico.
Atlantes de Tula, Hidalgo .
Vista de los Atlantes, las Pilastras y las Columnas Serpentinas en la cúspide de la Pirámide B.
Vista panorámica de 360° de Tula, como se ve desde la Pirámide B.
El Palacio Quemado, visto desde la cúspide de la Pirámide B.
Detalle de una de las serpientes del Coatepantli de Tula Grande.
Especialmente notable por su parecido con la disposición de la Pirámide de Tlahuizcalpantecuhtli y su vestíbulo (en Tula) es el Templo de los Guerreros de Chichén Itzá. Tanto el edificio de Tula como el de Chichén poseen numerosas alusiones al ciclo épico de Quetzalcóatl.