Soporte pictórico

Durante el Renacimiento se produjeron grandes murales, como los frescos realizados por Rafael en las Estancias del Vaticano.

Posteriormente, se ha limitado a las paredes de los edificios y los techos, destacando las grandes decoraciones del Barroco y el Rococó, que, combinadas con relieves de estuco, daban lugar a creaciones ilusionistas.

Realmente, y salvo en la Prehistoria, no se pinta de manera directa sobre la pared, sino sobre una fina capa intermedia.

La principal técnica empleada a lo largo de los siglos para la pintura mural es el fresco.

En esta última obra también se describe el «entelado», habitual hasta el año 1400, que cubría las juntas y otros defectos de la madera mediante telas de lino con apresto pegadas a la madera.

Mediante el «estofado» o «embutido» se rellenaban determinadas zonas con yeso para darle relieve.

Los sarcófagos egipcios que datan del año 2000 a. C. se encuentran en numerosas ocasiones pintados, generalmente a la encáustica.

No obstante, fue en la Edad Media cuando se difundió la pintura sobre tabla y alcanzó su máximo esplendor.

En la época románica se pintaron diversas piezas de mobiliario ejecutadas en madera, como baldaquinos o frontales.

Así, durante los siglos XIII y XIV, en Italia especialmente, se pintaban los crucifijos, como puede verse en la obra de Giunta Pisano.

Especialmente durante la Baja Edad Media se pintó al temple sobre madera, en tablas individuales o formando grandes polípticos (retablos).

El algodón, por su parte, es una buena alternativa al lino, aunque sigue siendo caro; se tensa fácilmente y no le afectan tanto los cambios climatológicos.

Para tensar más la tela se pueden introducir pequeñas cuñas de madera en las esquinas.

Usando el bastidor, la tela queda suficientemente tensa para poder pintar sobre ella.

El lienzo se prepara mediante la imprimación, que consiste en aplicar sucesivas capas de productos químicos (cola, glicerina, óxido de cinc, etc.) hasta llegar a tener una superficie lisa y, generalmente, blanca sobre la que aplicar la pintura, generalmente, óleo.

Otros pintores posteriores han actuado sobre el soporte en si, cortándolo o perforándolo (Lucio Fontana).

También en alguna ocasión se ha pintado sobre el papel aplicando este a un soporte rígido como la madera o la pared.

En Occidente pueden encontrarse papel y cartón texturados, esto es, a los que se ha dado una textura de tela, idóneos para pintar al óleo y al acrílico; resulta relativamente barato, aunque es fácil de dañar.

Otros tipos de papel son: el papel cartridge, la cartulina tipo bristol, cartones para dibujo e ilustración (una lámina de cartón con una superficie laminada) aptos para acuarela, pluma, tinta, aerógrafo, marcador y pluma técnica.

El problema del metal es que resulta caro, pesado y tiene esa tendencia a oxidarse.

Las meninas , obra maestra de Velázquez .
Pintura mural del Antiguo Egipto. Tumba del siglo XV a. C.
«El Príncipe de los Lirios», ejemplo de pintura mural en el Palacio de Cnosos , Creta .
Pintura sobre tabla de la antigüedad: Retrato fúnebre de época romana en El Fayum .
Vista posterior de un bastidor en construcción, soporte de madera sobre el que tensar el lienzo.
Pintura egipcia sobre papiro , el soporte precedente del papel.
Pintura sobre papel marrón claro: Estudios de un trompetero en pie, manos y brazos, de Abraham Bloemaert , h. 1626.