Pintura gótica es la denominación historiográfica[2] de las manifestaciones pictóricas del periodo considerado convencionalmente como "Románico" en Europa Occidental (la cristiandad latina); de forma restrictiva se limita a los siglos XI y XII, aunque puede extenderse a los periodos denominados convencionalmente como "Prerrománico" (siglos V al X) y "Tardorrománico" (siglo XIII, coexistiendo con el denominado convencionalmente como "Gótico").
Los temas, muy repetidos, son casi únicamente religiosos y se encuadran en una función didáctica imprescindible dado el analfabetismo generalizado, además de incluir contenidos alegóricos sólo accesibles a una minoría iniciada (la élite monacal y el alto clero).
[8] En entornos convencionales, sin sombras ni profundidad, con poca o ninguna representación de paisaje, y sin perspectiva lineal (pero sí perspectiva jerárquica), las figuras son hieráticas y simplificadas (por ejemplo, los pliegues paralelos, los rasgos faciales idénticos), yuxtapuestas y frontales, multiplicadas en ritmos repetitivos (como también hace la decoración abstracta en bandas, cenefas o grecas); un conjunto de rasgos que produce un efecto de intemporalidad y ubicuidad, interpretado a la vez como dramático e ingenuo o primitivista, que fascinaba a las vanguardias del siglo XX.
Durante el último tercio del XII, un nuevo impulso bizantino renovará otra vez la pintura.
[38] La difusión de un estilo propiamente románico está directamente vinculada a los movimientos de reforma monástica que se suceden en los siglos XI y XII: cluniacenses, cartujos y cistercienses.
A finales del siglo XII ya se pueden encontrar los primeros códices góticos[40] en Francia e Inglaterra, mientras que en otras partes de Europa, como Alemania, se siguieron repitiendo los modelos románicos hasta bien entrado el siglo XIII.
[42] Sin que haya una diferenciación unívoca de esos términos, suele indicarse que los envangeliarios contienen los textos completos de los cuatro evangelios canónicos (textum integrum quattuor Evangeliorum continens) mientras que los evangelistarios contienen las perícopas usadas en la liturgia, y en el orden usado en ésta (quod tantum pericopes in liturgia legendas continet).
[50] [51] El mosaico se usó en el Románico para los suelos en toda Europa, pero en Italia, por influencia de las basílicas paleocristianas y bizantinas, se usó también para cubrir paredes y bóvedas.