Puede constar de un atomizador con forma de lápiz para aplicar la aspersión con sumo detalle, tal y como requieren el sombreado de dibujos y el retocado de fotografías, así como también un contenedor con el material asperjado; en cambio, una pistola atomizadora es una herramienta similar, pero que es normalmente usada para trabajar con grandes superficies.
Los modelos más simples funcionan de este modo, y la pintura se controla desde otro punto.
Los aerógrafos de este tipo pueden alimentarse por succión o por gravedad; este sistema permite al operador un control máximo sobre el aparato, y con él funcionan los modelos más versátiles y avanzados.
Lo mismo que un coche con caja de cambios automática, puede resultar limitante.
El aire, en realidad, va por dos caminos: primero hace funcionar una turbina a 20.000 rpm, que conecta con un brazo que empuja la aguja hacia atrás y hacia delante sumamente deprisa.