Las principales disposiciones del tratado fueron que: López y Ramírez, fortalecidos por su victoria frente a Buenos Aires, se encontraron forzados a desconocer la autoridad de Artigas ya que éste había sido derrotado en la Batalla de Tacuarembó por los lusobrasileños.
Consideraban más correcto estratégicamente reorganizar sus provincias y abandonar de momento la guerra con los portugueses que les imponía la estrecha alianza con Artigas, quien por esto rechazó el tratado y los acusó de traición.
Para evitarlo, lo único que parecía viable era aceptar una alianza con los unitarios, aunque estos fueran enemigos declarados de Artigas.
Las penas debía disponerlas con el acompañamiento y asesoramiento del Consejo de Gobierno, creado al asumir Rodríguez.
Rodríguez trató de concluir la guerra con Santa Fe, para lograr restablecer la paz y seguridad en la campaña.
El Congreso de San Lorenzo, convocado por el Tratado del Pilar, no se pudo concretar por la anarquía y la guerra.
En septiembre de 1821, casi todas las provincias habían enviado a sus diputados, excepto Corrientes y Buenos Aires las cuales se oponían a un proyecto federal, quienes trataban de concretar la apertura del Congreso.
En la Historia de Argentina el caudillaje es visto como un personaje tradicionalista, totalmente opuesto al porteño y ligado a la causa federal.
Estos caudillos detestaban a Buenos Aires, entre otras cosas, por concentrar el poder emanado de la posesión del puerto y los beneficios aduaneros que jamás habían sido en provecho del interior.