Ubicado en el valle del Lozoya, cuenta con una población de 1707 habitantes (INE 2024) y se encuentra a una altitud de 1200 m sobre el nivel del mar.
Rascafría posee un clima mediterráneo continentalizado de montaña con inviernos fríos y veranos templados.
En estos años la cartuja había acumulado nuevas propiedades y privilegios.
Los únicos edificios singulares conservados de esta época son la iglesia parroquial de San Andrés y La Casona, complejo residencial con huerta y jardín.
La villa poseía dos molinos harineros, una taberna, una carnicería, un mesón y un hospital para transeúntes.
A lo largo del siglo la población aumentó ligeramente, alcanzándose los 260 vecinos y 1040 habitantes, en 1888.
La economía seguía basándose en la ganadería, pero a finales de la centuria se había producido un cierto desarrollo industrial.
[1] También en ese siglo se empezó a renovar la arquitectura local, al sustituirse algunos edificios agropecuarios tradicionales por nuevas construcciones de carácter más urbano.
En el siglo XX la población permaneció prácticamente estable (en torno a los 1100 habitantes), aunque con algunas oscilaciones en las distintas décadas.
En 1975 se anexionó a Rascafría el núcleo de Oteruelo del Valle.
Rascafría se ha convertido en un pueblo turístico, actividad ésta que junto a la ganadería y explotaciones forestales constituyen hoy su principal fuente de ingresos.
Luego de echar un vistazo por el pueblo tomó el camino del Paular, que pasaba entre prados florecidos llenos de margaritas amarillas y blancas y regatos cubiertos de berros que parecían islillas verdes en el agua limpia y bullidora».