[17] Quiso estudiar en el Instituto Provincial de Segovia pero su poco dinero se lo impidió.
Gracias a que sabía escribir, en sus primeros años de juventud aprendió código morse y estuvo empleado como radiotelegrafista en la sección de Telégrafos de Segovia hasta que tuvo que partir a realizar el servicio militar obligatorio a Madrid.
La noticia corrió como la pólvora y rápidamente se volvió famoso en toda la zona.
Solo cometió un asesinato, batiéndose en duelo de navajas con un traidor del grupo apodado El Madrileño, lo cual ocurrió en la Fuente del Pesebre entre Torrecaballeros y Espirdo, cuando la banda tras un golpe dormía en una cueva de Losana de Pirón, y El Madrileño montó un caballo y se dispuso a ir a delatarlos para cobrar la recompensa, aunque Fernando, más ágil, le alcanzó y le reto a duelo mortal.
[20] También es muy famoso su robo al obispo de Segovia Rodrigo Echevarría y Briones.
Se popularizó entonces una copla que decía:le van a coger al Tuerto...
En sus búsquedas se le describía así por la Guardia Civil:“Edad, 35 años; estatura, más bien alto que bajo; ancho y cargado de espaldas; cara, ancha; color, moreno; barba afeitada; con un poco de bigote.
Viste pantalón azul, chaleco de paño pardo y un chaquetón largo ó cazadora á cuadros; buenos borceguíes negros, y sombrero ancho ó boina azul muy usada."
[54][55] También en localidades tan cercanas a la capital segoviana como Palazuelos de Eresma en la zona de Gamones,[56] Trescasas y Sonsoto, aunque en estos dos últimos no tuvo éxito.
Los más importantes fueron Aquilino Benito Pérez, Paco, Geñico, Barroso,[66] El Madrileño, Consuegra y tres hermanos llamados Los Tormentas.
[69][42][10][70] La historia del bandolero sigue a día de hoy muy presente en la cultura popular de la zona donde su historia es sobradamente conocida,[71] existiendo varias casas rurales, hoteles y restaurantes donde se refugió antaño con su nombre.
Muy distorsionado por la cultura popular, el autor podría haberse basado en un bandolero discípulo suyo real que habría muerto en una emboscada de la Guardia Civil durante la Segunda República Española.
Interceptado, según algunas versiones el burro asustado se despeñó[82] y en otras lo mató de un disparo al no considerarlo mas que un pellejo indigno.
Se despidió mandándole a casa encomendado de pregonar que "el Tuerto no hace mal a los pobres" y le subió en su caballo la carga hasta el molino.