[3][4] Como un ornamento arquitectónico, los chapiteles más consistentemente se encuentran en las iglesias cristianas, donde coronan y a veces reemplazan al campanario.
En el Renacimiento temprano, el chapitel no se limitó al Reino Unido: la difusión de la moda abarcó toda Europa.
Curiosamente, los italianos nunca adoptaron el chapitel como un elemento arquitectónico con auténtico entusiasmo y prefirieron los estilos clásicos.
El estilo gótico y sus altos chapiteles fueron una característica de la Europa germánica del norte y nunca fue del gusto italiano, los pocos edificios de estilo gótico con agujas en Italia siempre parecen extraños a la tendencia.
La mezcla de los estilos clásicos con una aguja chapitel se produjo mucho más tarde.
En el siglo XX el hormigón armado ha ofrecido nuevas posibilidades para las agujas caladas y numerosos rascacielos en los Estados Unidos, son testimonio de esta corriente.