Es un error frecuente el considerarla catedral de la diócesis a la que pertenece, ya que aquella se encuentra en la ciudad de Mercedes.
Por este motivo, es también considerado el Santuario Nacional de Argentina.
Actualmente sólo funciona el órgano menor, mientras que el otro espera su restauración.
[4] Antiguamente la actual plaza Belgrano era conocida con el nombre de Plaza Real por el Camino Real hacia el Alto Perú que atravesaba la ciudad.
Más tarde se la llamó Plaza de la Justicia porque en ese periodo era donde los presos recibían su pena.
Finalmente, un monumento alzado en honor al General, merecería la denominación de Plaza Belgrano con la que hoy la conocemos.
El arquitecto a cargo de la obra fue el francés Uldéric Courtois.
En diciembre de 1910 fue inaugurada y bendecida la iglesia, si bien las torres aún no existían.
La excavación para el sostén de la estructura de la Basílica también estaba destinada para la cripta, en donde se pensaban celebrar bautismos, misas y otras ceremonias.
Pero debido a la cercanía del río Luján y sus constantes inundaciones, no se pudo utilizar con ese objetivo.
Ulrico Courtois adquirió en Lieja los chapones para la parte posterior del edificio.
De Milán llegan las 13 campanas, con un peso en total 14915 kilogramos.
Dentro de ellas se colocaron el campanario y el carillón con los relojes eléctricos.
En 1922 falleció el padre Davani y al día siguiente asumió el padre José María Gimalac, y este decide concentrarse en la construcción de la torre este destinada al gran carrillón.
En 1935 se da por finalizada la obra de la Basílica, teniendo lugar una serie de homenajes al padre Salvaire, factor primordial y decisivo de la gran obra, a quien se le erige una estatua en la Basílica.
El lugar fue elegido debido al «fuerte simbolismo» que tiene para todos los argentinos, a las «peregrinaciones anuales» y al hecho de que «la Virgen de Luján es la patrona nacional».
La homilía estuvo a cargo del arzobispo de Mercedes-Luján, Agustín Radrizzani.