Esta estabilidad fue posible debido al Pacto de Puntofijo, un acuerdo de gobernabilidad en donde AD, COPEI y el URD se comprometían a reconocer los resultados electorales y evitar el sectarismo que existió en el Trienio Adeco.
A este alzamiento se le suma el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), división del Partido Acción Democrática.
[3] Betancourt promovió una doctrina internacional, en la que sólo reconocía a los gobiernos electos por votación popular y rompía con los regímenes dictatoriales, como el de la Cuba comunista.
Por ejemplo, durante un desfile militar, el presidente Rómulo Betancourt sufrió un atentado planeado por el dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo con el fin de reiniciar la dictadura en Venezuela.
En 1962, intentaron la desestabilización vía los cuerpos militares, protagonizando dos fallidas revueltas, una en Carúpano y otra en Puerto Cabello.
Pactó la tregua definitiva con la guerrilla y garantizó su integración a la vida política, legalizando el PCV.
[7] Su Gobierno inauguró múltiples instalaciones culturales y deportivas, así como el Metro de Caracas.
En 1983 se produjo la devaluación del bolívar en el llamado Viernes Negro, desatando una fuerte crisis económica.
Los índices de corrupción se vieron incrementados, destacando el caso RECADI y la política económica siguió manteniendo la línea rentista.
Por otra parte, en 1987 ocurrió el Marzo merideño y se vivió el mayor momento de tensión militar internacional en los últimos años, cuando la corbeta colombiana A.R.C.
[9] El gobierno interino legisló con una Ley Habilitante, y su política judicial fue criticada por el escándalo tras el indulto al narcotraficante Larry Tovar Acuña, donde la firma del presidente fue falsificada por su secretaria privada, quien fue condenada posteriormente.
El gobierno de Caldera se caracterizó por ser ampliamente ineficaz, aunque prometió durante su campaña no acudir jamás ante el Fondo Monetario Internacional (FMI), debió hacerlo ante la crisis económica y su incapacidad de gestión, siendo la Agenda Venezuela su punta de lanza para aplicar su proyecto económico que prometía restablecer el equilibrio macroeconómico y apalear la inflación.
La situación catalizó el decaimiento de los partidos políticos que habían estado activos desde mediados del siglo XX.