Para los efectos de la administración local, las provincias están divididas en comunas.
Durante la era colonial, las provincias fueron divisiones territoriales regidas por un corregidor, por lo que se llamaron también corregimientos.
Después del Desastre de Curalaba (1598), a principios del siglo XVII fueron despobladas, entre otras, las ciudades de Imperial (1600), Villarrica (1603), Valdivia y Osorno (1602), con lo cual desaparecieron las respectivas provincias o corregimientos.
Valdivia, luego de ser refundada en 1645, pasó a depender directamente del Virreinato del Perú hasta 1740, fecha en la cual pasó a depender nuevamente de Chile.
[1] En 1812 volvió a depender del Perú hasta que fue capturada por las fuerzas independentistas de Chile en 1821.
La Constitución ideada por Diego Portales, establece un gobierno fuerte y centralizado.
Con la Constitución de 1925, las provincias fueron las divisiones políticas y administrativas mayores, cuyo gobierno interior residía en los Intendentes y su administración en el mismo intendente, asesorado por una Asamblea Provincial.
Para efectos de la administración interior, las provincias se dividían en comunas, que equivalían a la división política subdelegación.
En 2005, entre las reformas constitucionales aprobadas por el gobierno, se incluyó la eliminación del límite de regiones establecida por ella, lo que permitiría crear, modificar y eliminar las regiones, sus provincias y comunas.
Estas zonas habían mantenido una histórica autonomía, la que fue suprimida con el proceso de regionalización del Régimen Militar.