La creación de divisiones administrativas es un proceso complejo influenciado por factores políticos, geográficos, sociales, económicos e históricos.
Equilibrar estos diversos principios es esencial para asegurar que las divisiones administrativas sean efectivas, equitativas y sostenibles.
Los griegos ya distinguían entre la Ecúmene, la Tierra habitada, y el territorio desconocido para ellos[1] La Oecumene se subdividió entonces en función de los países.
Del mismo modo, los romanos compilaron cuidadosamente un catastro de propiedades, subdividiendo el territorio en parcelas y enumerando lo que era administrativamente relevante a efectos fiscales.
En estas estructuras federales, las subdivisiones territoriales ya existían, por defecto, sin que estos subgrupos quedaran fijados para siempre.
Comprender los factores que influyen en estas divisiones es esencial para entender cómo se gobiernan y gestionan los territorios.
Los gobiernos suelen crear divisiones para mejorar la eficiencia administrativa, permitir la gobernanza local y abordar las necesidades de diversas regiones dentro del país.
Estas divisiones estatales fueron formalizadas a través de disposiciones constitucionales, equilibrando la autonomía local con la gobernanza nacional.
Por ejemplo, las regiones con patrones agrícolas, recursos naturales o condiciones ambientales distintivas pueden recibir unidades administrativas separadas para atender específicamente estas características.
Este enfoque puede mejorar la efectividad de las políticas regionales, especialmente en áreas como la agricultura, la protección ambiental y la gestión del suelo.
[7] Los factores socio-culturales, como el idioma, la etnia y la identidad histórica, son importantes al definir los límites administrativos.
[8] Por ejemplo después de que India obtuvo la independencia en 1947, hubo un fuerte movimiento para crear estados basados en líneas lingüísticas.
[9] Otro ejemplo es el caso de Bélgica, que es un país multilingüe con divisiones significativas basadas en el idioma y la etnia.
Estas divisiones administrativas se establecieron para reflejar las identidades lingüísticas y culturales de las diferentes poblaciones.
[10] Históricamente, las fronteras administrativas también pueden reflejar territorios culturales preexistentes, como regiones tribales o étnicas, que existían antes de la formación del estado moderno.
La coherencia de esta subdivisión puede basarse en criterios funcionales, pero también puede tener orígenes históricos, administrativos o políticos.