Pteropodidae

Nyctimeninae Cynopterinae Harpiyonycterinae Pteropodinae Rousettinae Eidolinae Pteropidae (Gray, 1821)[1]​ Pteropodina C. L. Bonaparte, 1837[1]​ Los pteropódidos (Pteropodidae), conocidos comúnmente como megamurciélagos, murciélagos frugívoros o (en especial los de los géneros Acerodon y Pteropus) zorros voladores, son una familia de mamíferos quirópteros.

Los miembros del género Nyctimene tienen un aspecto menos parecido a los perros, con caras más cortas y fosas nasales tubulares.

En los géneros con caras más cortas (Penthetor, Nyctimene, Dobsonia y Myonycteris), el cráneo tiene poca o ninguna curvatura.

En la mediciones realizadas con dos especies, las frecuencia cardíacas máximas en vuelo variaron entre los 476 latidos por minuto en Pteropus poliocephalus y los 476 en Rousettus aegyptiacus.

[28]​ La longitud es corta para un herbívoro (también más corta que la de los microquirópteros insectívoros),[28]​ ya que el contenido fibroso de su alimentación se separa en su mayor parte por la acción del paladar, la lengua y los dientes, y luego se desecha.

[29]​ Como en todos los murciélagos, el tamaño del genoma de los pteropódidos es mucho más pequeño que en otros mamíferos.

[37]​ Los murciélagos frugívoros del género Nyctimene, como N. robinsoni, tienen un olfato estereoscópico, lo que les permite trazar un mapa y seguir rastros de olor en tres dimensiones.

[40]​ Entre los mamíferos, al igual que todos los murciélagos, son longevos en relación con su tamaño; algunos ejemplares en cautiverio han superado los 30 años.

[50]​ Como en casi todas las especies de murciélagos, los machos no participan con las hembras en el cuidado parental.

Las especies muy coloniales suelen mantener sus dormideros y sus árboles o cuevas pueden ser utilizados durante muchos años.

[71]​ Son grandes consumidores y pueden ingerir hasta 2,5 veces su propio peso corporal en fruta por noche.

[100]​ En Oceanía el mayor número de especies se encuentran en Papúa Nueva Guinea, con treinta y cinco.

[118]​ Fructivorae contenía otra familia, la ya desaparecida Cephalotidae, que incluía un género, Cephalotes[118]​ (ahora reconocido como sinónimo de Dobsonia).

[123]​ Este esquema de clasificación se ha revisado posteriormente en varias ocasiones y actualmente (2019) sigue contando con un amplio apoyo.

[129]​ En 1917 el mastozoólogo danés Knud Andersen dividió Pteropodidae en tres subfamilias: Macroglossinae, Pteropinae (modificado a Pteropodinae) y Harpyionycterinae.

[131]​ En publicaciones posteriores se considera a Macroglossini como una tribu dentro de Pteropodinae que contiene solo Macroglossus y Syconycteris.

[88]​ En 1997 los pteropódidos se clasificaron en seis subfamilias y nueve tribus en función de su morfología o características físicas.

Tres de las subfamilias propuestas en 1997 basadas en la morfología recibieron respaldo: Cynopterinae, Harpyionycterinae y Nyctimeninae.

Los otros tres clados recuperados en este estudio consistieron en Macroglossini, Epomophorinae + Rousettini y Pteropodini + Melonycteris.

Pteropodidae se separó de la superfamilia Rhinolophoidea (que contiene todas las demás familias del suborden Yinpterochiroptera) hace aproximadamente 58 Ma.

[127]​ El ancestro del grupo terminal de Pteropodidae, o todas las especies existentes, vivió hace aproximadamente 31 Ma.

Según un estudio de 2016, los megamurciélagos llegaron a África en al menos cuatro eventos distintos; estos eventos propuestos están representados por (1) Scotonycteris, (2) Rousettus, (3) Scotonycterini y (4) el «clado endémico de África», que incluye Stenonycterini, Plerotini, Myonycterini y Epomophorini.

Se desconoce cuándo llegaron a África, pero varias tribus (Scotonycterini, Stenonycterini, Plerotini, Myonycterini y Epomophorini) ya estaban presentes en el Mioceno tardío.

También se desconoce cómo llegaron a África; se ha propuesto que podrían haber llegado a través de Oriente Medio antes de que se volviera más árido al final del Mioceno, o bien podrían haber llegado al continente a través del puente terrestre Gomphotherium, que conectaba la península arábiga con Eurasia.

[142]​ Se ha comprobado que algunas especies —Eonycteris spelaea, Cynopterus brachyotis y Macroglossus sobrinus— crean chasquidos similares a los de los murciélagos ecolocalizadores utilizando las alas.

[149]​[150]​[151]​ Los megamurciélagos son un reservorio natural de algunos virus que pueden afectar a los humanos y provocarles enfermedades.

[152]​ Aunque se desconoce en gran medida la forma en que los humanos contraen el virus del Ébola, los científicos tienen la hipótesis de que los humanos se infectan inicialmente a través del contacto con un animal infectado como un megamurciélago o un primate[155]​ y posteriormente se transmite entre humanos a través de fluidos o secreciones corporales como heces, orina, saliva o semen.

El virus Hendra fue identificado por primera vez en 1994 y rara vez se desarrolla en los seres humanos; entre 1994 y 2013 se han notificado siete casos de este virus que afectaron a personas, aunque cuatro de ellos fueron mortales.

No existen casos documentados de transmisión directa entre los zorros voladores y los seres humanos.

En las Islas Salomón los habitantes elaboraban cuchillas a partir de sus huesos para usarlas en lanzas.

Llamativo cuello amarillo del zorro volador de las Marianas ( Pteropus mariannus )
Anatomía interna de Hypsignathus monstrosus
Pteropus lylei con sus crías
Grupo de megamurciélagos del género Pteropus reposando
Mosca parásita de la familia Nycteribiidae recogida en un megamurciélago de la especie Plecotus auritus en Suiza
Pteropus poliocephalus volando por la ciudad de Sídney , Australia
Pteropus subniger acabó extinguiéndose debido a la caza excesiva [ 102 ]
Un megamurciélago electrocutado en las líneas eléctricas aéreas de Australia
Los brotes de Henipavirus se superponen con el mapa de distribución de los zorros voladores
Un zorro volador representado en el arte aborigen australiano