[3] Sin embargo, este podría ser el año en que fue bautizada con siete años de edad, situándose su nacimiento en 1585 (tal y como la propia Catalina afirma en su autobiografía).Su padre fue un importante militar, comandante de la provincia vasca a las órdenes del rey Felipe III.Dicho convento se hallaba unido a la Parroquia de San Sebastián el antiguo, llamada así por ser tradición en la ciudad, sitio donde estuvo la primera población con ese nombre.Era una práctica normal en ese tiempo internar a tan temprana edad a las niñas para ser educadas según los criterios del catolicismo, en "las labores propias de su sexo" y posteriormente poder ser desposadas "como Dios manda".Anduvo de pueblo en pueblo comiendo hierbas y manzanas que encontraba en el camino, y así llegó a pie hasta Vitoria, ciudad que dista 20 leguas de San Sebastián.Ahí encontró al doctor don Francisco de Cerralta, catedrático, quien la recibió y le ofreció vestido sin reconocerla.Tras haberla forzado a seguir estudiando y un intento de abuso sexual, Catalina tomó dinero del doctor y se encontró con un arriero con quien se conformó y llegó hasta Valladolid, en donde en ese entonces residía la corte del rey Felipe III, ampliamente influido por el Duque de Lerma, "Valido del Rey".Su padre pedía información para localizarla, describiendo su aspecto físico y la manera gracias a la cual escapó del convento.Como consecuencia, fue arrestada y estuvo un mes en prisión hasta que el joven sanó.Tras sus años al servicio de Arellano, y "sin más causa que mi gusto", como ella misma declaró, regresó a San Sebastián, su pueblo natal, donde estuvo viviendo como varón y pendiente de sus familiares, a quienes veía frecuentemente, también asistió a oír misa en su antiguo convento con sus excompañeras.En esa villa consiguió una plaza como grumete en el galeón del capitán Esteban Eguino, que era primo hermano de su madre.Embarcó según sus memorias en el lunes santo del año de 1603 rumbo a América.En el puerto de Manta (en la actualidad Ecuador), un fuerte viento derribó el navío y tuvo que nadar para salvarse junto con su amo.Salió de su tienda para atender el reto junto con otro aliado, y en el combate cayó muerto un amigo del herido.[10] Su ejército arrasó las tierras y los bienes de los mapuches, mostrando su lado belicoso como conquistadora al masacrar a muchos indígenas.En Chile fue acogida por el secretario del gobernador, quien era su hermano, don Miguel de Erauso, pero este no la reconoció.Esta frustración provocó que por un tiempo se dedicara a cometer actos vandálicos, como asesinar a cuanta persona se le atravesaba en el camino, provocar numerosos daños y quemar sembrados enteros.En Concepción asesinó al auditor general de la ciudad, por lo que fue encerrada en una iglesia durante seis meses.Tras ser liberada, asesinó en otro duelo a su hermano Don Miguel de Erauso, siendo nuevamente encarcelada ocho meses.A continuación permaneció en asilo en sagrado otros cinco meses en una iglesia en La Plata debido al duelo con un marido celoso.Para escapar, fingió confesarse y, tras apoderarse de una hostia consagrada, huyó a Cuzco.El relato de sus aventuras se extendió por Europa, y Catalina viajó a Roma, donde su visita fue todo un acontecimiento.[16] Allí tuvo una audiencia con el papa Urbano VIII, el cual la autorizó para continuar vistiendo de hombre.Aunque no hay pruebas sólidas que lo respalden, algunos postulan que el obispo Juan de Palafox intentó trasladar sus restos a la ciudad de Puebla, sede del obispado, pero no lo logró.[2] Hacia fines del siglo XX se seguían encontrando manuscritos sobre la monja alférez.[24] La propia Catalina nunca se refirió de forma explícita a su orientación sexual (si bien la distinción entre heterosexualidad u homosexualidad no existía en su época), y se ha planteado que su travestismo o encuentros con mujeres fueran meramente estratégicos.Finalmente, la copia usada como referencia por Muñoz terminó en manos de la Real Academia de Historia en 1784, y posteriormente fue redescubierta a principios del siglo XIX por el político Felipe Bauzá, quien convenció a su amigo, el comerciante, político y bibliófilo Joaquín María Ferrer para publicarla.En el siglo XX la Monja Alférez pasa a la pantalla y adquiere una mayor popularidad a través de varias versiones cinematográficas, como en La monja alférez, dirigida por el mexicano Emilio Gómez Muriel (1944).
Monumento a Catalina de Erauso en el Parque de Miramar de San Sebastián.
Recorrido de Catalina de Erauso por Sudamérica.
Ilustración de Catalina de Erauso luchando contra los
mapuches
en Chile.
Papa
Urbano VIII
, ratificador de la autorización real que permitía a Catalina vestir de hombre.
Monumento a Catalina de Erauso en Orizaba, México.