Asilo en sagrado

El asilo en sagrado (del griego σῦλος, Sylos, "seguro") conocido también con la expresión: acogerse a sagrado, era una ley medieval por la cual cualquier perseguido por la justicia podía acogerse a la protección de iglesias y monasterios.

Este principio fue adoptado más tarde por la iglesia cristiana, desarrollándose diversas normas y regulaciones para acogerse a la protección.

La concesión del asilo solo conllevaba la intervención del obispo correspondiente para proteger a los desvalidos contra la injusticia y violencia de sus opresores, pero no impedía el castigo al delincuente acogido a sagrado.

El solicitante podía negociar una indemnización con sus víctimas, que en caso de aceptarla deberían jurar sobre el Evangelio renunciar a la venganza.

En 1066 se habían desarrollado dos tipos de santuario: todas las iglesias tenían el tipo de nivel inferior (santuario dentro del edificio propiamente dicho), pero solo las iglesias con licencia del rey tenía una versión más amplia (sauveté) (santuario en sus dependencias: claustros, pórticos), por lo que tenían unos mojones marcando la zona circundante donde el asilo podía ser invocado.

Enrique VIII modificó las reglas reduciendo el número de delitos por los que se podía solicitar, y finalmente fue abolido completamente por Jacobo I en 1623.

En 1794 Carlos IV dictó una ley limitándolo a los casos de defensa propia, aunque en la práctica no se aplicó.

Restos de uno de los cuatro mojones medievales de piedra que delimitaban el santuario en San Juan de Beverley, Yorkshire del Este.
Portada del Liber Iudiciorum . Edición de 1600.