Alberto de Villegas Pérez (La Paz, 1897-Cucurenda, Gran Chaco, 1934)[1] fue un escritor y diplomático boliviano.Se desenvolvió, de manera autodidáctica, en la arqueología y el indianismo, junto con, entre otras figuras Arturo Posnansky.La Paz-1897 – Gran Chaco-1934 –editado por la madre en 1936–, se conocen algunos datos: De Villegas y Otero se conocieron desde muy niños, cuando los encargaban al cuidado de una nana, Doña Cipriana.Es nombrado segundo secretario ad-honorem de la legación boliviana ante la Santa Sede, establecida en París.En 1926 comenzó su labor como Secretario de la legación boliviana en Bélgica, con sede en Bruselas.Ambos artículos, así como los que en adelante se citan, fueron reeditados en el libro Alberto de Villegas.Una traducción del segmento “El Palacio Quemado” de este escrito se publicó en Bolivia posteriormente.La torre que canta” (especial para El Diario), “Paisajes de Flandes.Ese año también el historiador Alberto Crespo publicó una edición mecanografiada del texto.En 1929 publicó su tercer libro, Sombras de mujeres, con ilustraciones de David Crespo Gastelú y una partitura compuesta por Eliodoro Camacho, nieto del político liberal paceño del mismo nombre.Memorias del Mala-Bar (1928) y Sombras de mujeres (1929) son libros adscritos directamente al Modernismo, firmados por un personaje, Alberto de Villegas, considerado un dandy en la época.Emparentados no solo temática sino discursivamente, ambos textos presentan a un narrador croniqueur que toma el pulso al agitado inicio del siglo XX en la cultura occidental y, particularmente, francesa, enfocando su mirada en mujeres de increíble seducción.“Cuando se trata de mujeres, lo absoluto es peligroso y sobre todo absurdo –decíame sonriendo mi amigo Delval”.Su obra permaneció en el olvido durante muchas décadas, debido a que no se ajusta a los grandes temas que el Estado o la crítica literaria se encargaron de privilegiar durante el siglo XX.