Literatura árabe

Las décadas finales del siglo VI, sin embargo, empezarían a mostrar el florecimiento de una tradición escrita vigorosa.

Sus 114 suras o capítulos, que contienen un total de 6236 ayat (versos), así lo demuestran: en su interior, es posible encontrar doctrina jurídica, narraciones, homilías, parábolas, apelaciones directas a Dios, instrucciones e, incluso, comentarios acerca de cómo tiene que ser interpretado y leído el propio texto.

Aunque contiene partes en prosa y en verso, e incluso se aproxima en ocasiones a la prosa rimada o saj, el Corán es considerado al margen de estas clasificaciones, pues se asume que su texto es una revelación divina, llegando a ser visto por algunos musulmanes como eterno o no-creado.

Una excepción relevante, con todo, fue Hassan ibn Thabit, que escribió poemas elogiosos a Mahoma y fue conocido como el poeta del profeta.

Fue, también, la razón para la recolección de la poesía preislámica, dado que algunos de sus poetas estuvieron cerca del profeta—David, por ejemplo, conoció personalmente a Mahoma y se convirtió al islam y sus escritos iluminan la época en que los hechos tuvieron lugar.

Khalil ibn Ahmad, más adelante, escribiría Kitab al-Ayn, el primer diccionario de árabe, junto con obras sobre prosodia y música, y su pupilo Sibawayh produciría la obra más respetada de gramática árabe, conocida simplemente como al-Kitab o El Libro.

Basora y Kufa fueron otros dos importantes lugares de intelectualidad en el mundo árabe primitivo, entre los que existió una fuerte rivalidad.

En la tradición Sufí el poema de amor podía tener una importancia mayor, entrando en lo místico y religioso.

Aunque en un principio fuese considerada como árabe, la obra tiene un origen persa y las historias, por su parte, pueden tener sus raíces en la India.

Se incluyeron por primera vez en la traducción francesa de la obra por Antoine Galland quien las había oído contar por un cuentacuentos tradicional y que solo existían antes en manuscritos árabes incompletos.

Las mil y una noches se clasifica normalmente como perteneciente al género de la literatura épica árabe.

Las versiones existentes se escribieron después del siglo XIV, aunque muchas habían sido recogidas bastante antes y son probablemente de origen preislámico.

[3]​ Hubo también varios elementos del amor cortés que se desarrollaron en la literatura árabe, especialmente las nociones de "amar por amar" y la exaltación de la amada, que se remonta en la literatura árabe a los siglos IX y X.

Todas estas narraciones tienen protagonistas (Hayy en Philosophus Autodidactus y Kamil en Theologus Autodidactus) que son individuos autodidactas generados espontáneamente en una cueva y que viven recluidos en una isla desierta, siendo así los primeros ejemplos de historias centradas en tal localización.

Su principal objetivo es, en este sentido, el ofrecer una enseñanza religiosa islámica en términos científicos y filosóficos.

Bashshar ibn Burd, de origen persa, resumió su postura al respecto en unos pocos versos: La herencia cultural del desierto, espacio propio de los árabes, continuó mostrando su influencia incluso aunque muchos especialistas y escritores se fuesen a vivir a las grandes ciudades árabes.

Incluso durante el siglo XX esta nostalgia por la sencilla vida del desierto se reavivó de forma más o menos consciente.

La lengua árabe retuvo en principio su papel predominante en la política y la administración, aunque el auge del imperio otomano la terminó por confinar solo a la religión.

A comienzos del siglo XX, Zeidan serializó sus novelas históricas en el periódico egipcio al-Hilal.

Fueron novelas extraordinariamente populares gracias a la claridad de su lenguaje, estructura sencilla y la vívida imaginación del autor.

La literatura árabe moderna ha llevado a un gran número de mujeres a publicar sus obras: Nazik al-Malaika, May Ziade, Fadwa Touqan, Suhayr al-Qalamawi, Ulfat Idlibi, Layla Ba'albakki y Alifa Rifaat son algunas de las narradoras y poetas más relevantes.

En el mundo árabe siempre hubo mujeres que han hecho el intento de reivindicar sus derechos, pero nunca se ha hecho como un colectivo hasta la Nahda (Renacimiento o Despertar árabe) durante la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX.

[25]​ Hoy en día las mujeres árabes tienen un papel importante e influyente que queda patente a través de la literatura de autoras como Najat Al-Hachmi, Badia Hadj Nasser, Nonie Darwish, Rayá Alsanea, Salwa Al Neimi, Raya Alem, Susan Abulhawa, Rima Bali y muchas más.

Los temas suelen ser críticas sociales, los derechos de la mujer, la erótica, la identidad, la tradición árabe y la influencia occidental.

Aunque en teoría una práctica tan prosaica como la crítica literaria poco podría hacer con una obra i'jaz, inimitable o divinamente inspirada, el análisis fue permitido.

En cualquier caso, la crítica literaria árabe ha considerado tradicionalmente solo un determinado tipo de obras como apropiada para su estudio.

En un primer momento la crítica moderna comparaba las nuevas obras, desfavorablemente, con los ideales clásicos del pasado, pero estos estándares fueron pronto rechazados por artificiales.

En este papel, más que leída has sido retraducida en otras lenguas de amplia difusión como el latín.

Otros traductores importantes fueron Friedrich Rückert y Richard Burton, junto con varios trabajos salidos de Fort William, India.

Por lo demás, muchas de las obras elegidas por los traductores ayudaron a consolidar determinados estereotipos acerca del mundo árabe.

El Corán fue la primera obra importante y la más influyente de la literatura árabe.
El Corán fue la primera obra importante y la más influyente de la literatura árabe.
Manuscrito árabe del siglo XII de los " Hermanos de la Pureza ", grupo de filósofos árabes (en árabe , Ikhwan Alsafa اخوان الصفا).
Manuscrito árabe de la Maqamat Al-Hariri مقامات الحريري anterior al siglo XII . Yahya ibn Mahmud al-Wasiti
Versión árabe de las Mil y una noches , Kitab alf Layla wa layla ألف ليلة وليلة
"Bayad toca el oud para las damas", Manuscrito árabe del siglo XII del cuento Qissat Bayad wa Reyad
Cuadro de Yahya ibn Mahmud al-Wasiti que incluye Maqamat al-Hariri