El alfabeto cirílico es un sistema de escritura utilizado en varias lenguas de Eurasia y se utiliza como escritura nacional en varios países de habla eslava, túrquica, mongólica, urálica e iránica de Europa del Sudeste, Europa Oriental, el Cáucaso, Asia Central, Asia del Norte y Asia Oriental, y que se utiliza en varias lenguas eslavas (ruso, ucraniano, serbio, búlgaro, macedonio, bielorruso) y no eslavas (kazajo, uzbeko, kirguís, tayiko, azerí, gagaúzo, turcomano, mongol).
El glagolítico fue inventado por los santos Cirilo y Metodio, misioneros del Imperio bizantino en el siglo IX, quienes lo implementaron para traducir la Biblia en el contexto cultural de los pueblos eslavos.
En el siglo IX d. C., el zar búlgaro Simeón I el Grande, siguiendo la trayectoria cultural y política de su padre Boris I, encargó la elaboración de una nueva escritura, el alfabeto cirílico arcaico, en la Escuela literaria de Preslav, en el Primer Imperio búlgaro, que sustituiría a la escritura glagolítica, elaborada anteriormente por los santos Cirilo y Metodio y los mismos discípulos que crearon la nueva escritura eslava en Bulgaria.
Entre las lenguas que usan este alfabeto se encuentran el abjasio, azerí, bielorruso, bosnio, búlgaro, checheno, kazajo, kirguís, komi, macedonio, mongol, ruso, serbio, tártaro, tayiko, turcomano, ucraniano, uzbeko, yakuto y otras varias.
En esta época, conseguirán penetrar en comunidades romanas, en las que se establecerán, pero siempre fuera de la administración central.
Además, les impondrán el pago de impuestos y estarán obligados a servir en el ejército, lo que implica integrarse en los themas.
En este contexto, el Imperio búlgaro, un estado independiente al que no se podía obligar a convertirse, acabará evangelizado.
Los líderes del imperio incorporan un nuevo título, que no había sido usado hasta ahora “tsar/zar", derivado de César, haciendo alusión a “emperador”.
Para el Imperio búlgaro[12] se complica, pues el plan del mismo, era destruirlos y anexionarlos, mediante el debilitamiento continuado (976-1018).
Basileios II considera que para tener al pueblo coercionado, debían atacar a los búlgaros anualmente y reclutarlos como esclavos.
Finalmente se hacen realidad sus aspiraciones y queda anexionado al Imperio Romano de Oriente[13] como unión a las themas.
Se han reforzado al sur a pesar de perder Sicilia y otros territorios.
[19][20][21][22][23] El alfabeto utilizado para la lengua eslava eclesiástica moderna en los ritos ortodoxos y católicos orientales sigue pareciéndose al cirílico primitivo.
Un ejemplo notable de dicha reforma lingüística puede atribuirse a Vuk Stefanović Karadžić, quien actualizó el alfabeto cirílico serbio eliminando ciertos grafemas que ya no se representaban en la lengua vernácula e introduciendo grafemas específicos del serbio (es decir, Љ Ђ Ћ Џ Ј), distanciándolo del alfabeto eslavo eclesiástico en uso antes de la reforma.
Esta tipografía es comúnmente conocida como vjaz’ (en ruso: вязь, proveniente de вязать, vjazat; en antiguo eslavo eclesiástico: вѩзати, ⰲⱗⰸⰰⱅⰻ) y puede encontrarse en inscripciones actuales.
Con el paso del tiempo, este modelo fue adoptado por otras lenguas que también utilizaban el alfabeto cirílico en su sistema de escritura.
Las mayúsculas y minúsculas del alfabeto cirílico, no están tan diferenciadas de la tipografía latina.
Uzbekistán sigue utilizando ambos sistemas, y Kazajistán ha iniciado oficialmente la transición del cirílico al latino (prevista para 2025).
Los de la diáspora se niegan especialmente a utilizar el alfabeto cirílico checheno, que asocian con el imperialismo ruso.
En la práctica, las escrituras son iguales, y el latín se utiliza más a menudo con un carácter menos oficial.
Los caracteres del rango U+048A a U+052F son letras adicionales para varias lenguas que se escriben en cirílico.
La transición se ha hecho casi totalmente en Moldavia (excepto en la región de Transnistria), Turkmenistán y Azerbaiyán, pero Uzbekistán todavía usa los dos sistemas.
En Rumania se había hecho la transición al alfabeto latino a lo largo del siglo XIX y, por lo tanto, no hubo cambios.