Juicio de Jesús

De ambos episodios hay abundante tratamiento iconográfico como temas artísticos en el arte cristiano.

Los interrogatorios a que Jesús es sometido tanto por el Sanedrín (el tribunal judío que se reúne en las casas del sumo sacerdote -Caifás- y su suegro y anterior sumo sacerdote -Anás-) como por el gobernador romano Poncio Pilatos (en el Pretorio de Jerusalén -posiblemente en la torre Antonia-), Herodes Antipas (tetrarca de Galilea) y finalmente de nuevo por Pilatos, se plantean para incriminar al reo en delitos religiosos y políticos (principalmente, para hacerle confesar que se consideraba "rey de los judíos"); pero se convierten en oportunidades para que Jesús confunda a sus jueces, al tiempo que plantea puntos centrales del mensaje evangélico a través de enigmáticas respuestas ("Tú lo dices",[6]​ "Mi reino no es de este mundo ...

En medio del proceso se producen diversas torturas (Cristo en la columna) y burlas (los llamados "improperios") por parte de los soldados romanos o de los esbirros del Sanedrín (que en terminología artística y devocional son llamados "sayones").

Por último, Jesús es exhibido en un estado lastimoso (Ecce Homo) ante la multitud, a la que se ofrece la posibilidad de perdonarlo (según la costumbre de la Pascua judía), dando a elegir entre Jesucristo y Barrabás (un famoso delincuente).

El que prefirieran liberar a Barrabás es presentado como la exención de responsabilidad de Pilatos y los romanos ("lavo mis manos de sangre inocente") y la consiguiente responsabilidad colectiva del pueblo judío ("todo el pueblo dijo: su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos"),[11]​ pasaje que se usó históricamente como una justificación del antisemitismo.

La consiguiente condena a muerte de Cristo se cumple con su crucifixión, tras ser conducido cargando la cruz hasta el monte Calvario o Gólgota (el lugar para las ejecuciones situado fuera de Jerusalén).

Según el evangelio de Juan, Jesús no fue llevado ante Caifás sino ante Anás,[12]​ quien lo interrogó sólo en privado.

Pedro y otros discípulos, sin embargo, ignorando la situación, fueron a la casa de Caifás por la noche.

Tanto Mateo como Marcos dicen que a la mañana siguiente se celebró otra consulta entre los sacerdotes.

[21]​ Marcos 14:55-59 afirma que los jefes de los sacerdotes buscaron testigos para testificar contra Jesús, pero no encontraron ninguno.

Jesús respondió: "Tú lo has dicho", y añadió: "Pero yo os digo a todos vosotros: En el futuro veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poderoso y viniendo sobre las nubes del cielo", provocando que el Sumo Sacerdote rasgara su propio manto,[5]​[18]​[19]​ quebrantando la Ley Mosaica (Levítico 21:10), y acusarle de blasfemia.

[5]​[18]​[19]​ Juan 18:28 afirma que, temprano por la mañana, Jesús fue conducido de Caifás a Poncio Pilato en el Pretorio.

[5]​[18]​[19]​ En Lucas 22:67, se le pregunta a Jesús: Si tú eres el Cristo, dínoslo.

pues nosotros mismos hemos oído de su propia boca, y deciden condenar a Jesús.

Como sucedió en otras ocasiones, Pedro no se sostiene por su fortaleza, sino por su contrición:

Cristo ante Pilatos (arriba) y Herodes (abajo), de Duccio di Buoninsegna . Detalle de la Maestà de la catedral de Siena , donde se narra el ciclo completo de la Pasión, incluyendo todas las escenas del juicio.
Juicio de Jesús ante Pilatos, el cual se enjuaga las manos. Primera estación del calvario de la Iglesia de Nuestra Señora de la Asunción de Villamelendro de Valdavia (Palencia)
Juicio final, del Maestro de la familia Artés .
La negación de Pedro, Arturo Viligiardi, 1888