Este momento ha sido representado en diversas manifestaciones artísticas, mientras el beso ha simbolizado tradicionalmente a la traición.
Fuera de la literatura bíblica, Plutarco también empleó kataphilein para describir el famoso beso que Alejandro Magno le dio a su eunuco y amante Bagoas.
[1] Además, en el apócrifo Evangelio de Judas (56-57) se da una versión gnóstica de la historia, según la cual fue Jesús quien pidió a Judas que le traicionara: «Tú los superarás a todos ellos.
Los cuatro evangelios recuerdan la grandeza de Jesús al enfrentarse a los sucesos que vendrían a continuación: la traición de Judas, la enfurecida muchedumbre, la curación dela herida al criado del sumo sacerdote, etc. Lucas pone su acento en dos situaciones: en la misericordia del Señor al curar al criado y en lo que puede parecer una victoria eventual del diablo.
Jesús es apresado con nocturnidad y a escondidas, por un gran tropel de gente armada, aunque una sola petición al Padre desharía aquellos planes.