Geografía de Castilla-La Mancha

Es la tercera región española más extensa con una superficie de 79 463 km², lo que representa el 15,7 % del territorio nacional.

En Castilla-La Mancha existen tres zonas claramente diferenciadas por su morfología, divididas a su vez en diversas comarcas o sistemas montañosos.

Hacia el norte, la llanura manchega se prolonga por la llamada Mesa de Ocaña, que finaliza bruscamente sobre el valle del Tajo, y hacia el este, por la comarca de la Manchuela, en la que el río Júcar se ha encajado, generando un espectacular cañón.

La vegetación natural se encuentra reducida a pequeños enclaves como consecuencia de la actividad humana.

Los bosques autóctonos son encinares.Dos tipos de fauna destacan en esta unidad natural.

De un lado la fauna esteparia, cuyo máximo exponente son aves como la avutarda, sisón, alcaraván, ganga, aguiluchos, cernícalo primilla y aláudidos.

El pato colorado, la avoceta, cigüeñuela, malvasía, pagaza piconegra y zampullín cuellinegro son algunas de las especies más representativas.

Presenta una topografía muy suave en general, con pequeñas colinas y amplios valles, en las que sobresale algún cerro testigo.

No llega, o lo hace escasamente, a los 600 m de altitud media entre los ríos Tajo y Guadarrama.

Las hoces son angostos valles que han labrado los ríos al atravesar las parameras y la depresiones periféricas, se ubican en los afloramientos de rocas deleznables erosionadas por la red fluvial.

Estas sierras han sido cortadas por los afluentes del Guadalquivir, que buscando su nivel de base a 300 m, tienen un gran poder erosivo, que se manifiesta en el desfiladero de Despeñaperros.

En estas sierras, como la Sevilleja, se encuentran ambientes más húmedos y por tanto con mayor riqueza botánica.

Existen en Castilla-La Mancha una serie de comarcas con características especiales o que no pueden incluirse en los otros dos apartados.

Los ríos se encuentran encajados en el fondo de hoces que distinguen absolutamente el paisaje.

Geológica y morfológicamente se trata de un umbral que cierra por el oeste la llanura manchega.

Se trata del paraje más singular de la comunidad castellano manchega.

Aquí se encuentran las lagunas de Ruidera y el curso oculto del Guadiana.

En líneas generales son ríos de contrastes, con aguas altas en primavera y un acusado estiaje en verano.

El régimen natural se ha visto alterado con la construcción de numerosos embalses cuyos aprovechamientos para regadío y electricidad son compartidos en gran medida con otras regiones.

La litología desempeña un papel decisivo en el sistema fluvial en relación con la permeabilidad y la resistencia a la erosión.

En el Guadiana se puede distinguir entre el tramo manchego y el del Campo de Calatrava.

El primero discurre por un amplio valle con suaves pendientes, en las que el cauce no se ha encajado y en el Campo de Calatrava la pendiente es más elevada, el cauce es fijo y el valle se encaja sobre los materiales del zócalo, siguiendo la dirección estructural dominante.

En los que su cauce quedaba por encima del nivel freático, solían infiltrarse, por el contrario, donde la superficie freática cortaba la topográfica y tenían lugar manantiales, como los Ojos del Guadiana, o zonas encharcadas como las Tablas de Daimiel.

Este ha sido el caso de los ríos Fresneda, Ojailén, Montoro y Tablillas, antiguos afluentes del Guadiana, que en la actualidad discurren por valles excavados en los materiales blandos y separados entre sí por crestas cuarcíticas, buscando su colector principal el Jándula.

En Cuenca capital recibe por la izquierda el Huécar, cuya confluencia produce un gran espolón que ha servido para el emplazamiento de la ciudad histórica.

Ya en la provincia de Valencia, y por su margen izquierda recibe las aguas del Cabriel, cuyo curso alto discurre por las provincias de Cuenca y Albacete.

El afloramiento del zócalo rocoso en la zona del Vicario cierra el paso a las aguas que circulan por el acuífero forzándolas a aflorar en los lugares topográficamente más bajos; donde la superficie freática corta a la topográfica se forman manantiales como los Ojos del Guadiana, o zonas húmedas y encharcadas, como las Tablas de Daimiel.

En Castilla-La Mancha pueden diferenciarse una serie de áreas cuyos paisajes van a estar relacionados con las características geológicas y geomorfológicas.

Llanura de La Mancha.
Meseta manchega en Consuegra ( Toledo )
El «Tormo Alto» de la Ciudad Encantada de Cuenca
La sierra del Cujón en el municipio de Molinicos , una de las que conforman la sierra del Segura.
Paisaje del Campo de Calatrava.
Mapa de las principales cuencas hidrográficas de Castilla-La Mancha
El Júcar atravesando Cuenca.