Sierra Madrona

Debido a que la orientación de sus principales alineaciones montañosas es Oeste-este y el régimen principal de vientos sudoeste, los masas húmedas procedentes del Atlántico inciden con mayor fuerza en estas zonas, disminuyendo progresivamente las precipitaciones cuanto más al este.

Esto es debido a su posición más oriental, a su emplazamiento en una pequeña depresión entre los 450 - 500 m s. n. m., rodeada de sierras que superan los 1100 metros y en dirección oeste los 1300 m s. n. m., lo que retiene las lluvias.

Es presumible que a partir de la cota 1000 m s. n. m., se superen con facilidad los 1000 mm anuales.

Atendiendo a datos no oficiales de estaciones privadas, incluso habría zonas donde los 1000 mm se superarían holgadamente.

Tanto si el viajero se acerca a Sierra Madrona por la carretera N-420 en dirección a Córdoba, como por la comarcal en dirección a la jienense población de Andújar, se encontrará en los arroyos, barrancos y fondos de valle, la vegetación riparia, es decir, el bosque de galería aparecerá formado por frondosas alisedas (Alnus glutinosa), con serbales (Sorbus torminalis) y fresnos (Fraxinus oxycarpa), bajo los que trepan madreselvas, viñas silvestres, enredaderas y otros bejucos, además de helechares en los que conviven helechos reales (Osmunda regalis), blechnos (Blechnum spicant) y helechos-hembras (Athyrium filix-foemina).

Allí donde el verano es más fresco (mayor pluviometría, humedad ambiental, umbrosidad, suavización térmica estival, atlanticidad en suma, a veces compensada por la altitud) se sitúan los bosques de melojo Quercus pyrenaica.

Igualmente en zonas más frescas y de mayor pluviosidad podemos encontrar castaños Castanea sativa, que no es raro encontrar ejemplares sueltos o en pequeños rodales (la mayoría casi con toda seguridad plantados, ya que a menudo aparecen cerca de fuentes y molinos), pero castañares como tal, hay pocos.

No en vano en el cercano municipio de San Benito aún se sigue recogiendo su fruto e incluso el Quijote encontrándose en la zona hace mención al castaño en el capítulo XX

Pese a la tradicional pobreza florística del mundo hercínico, silíceo, el complejo fitoclimático de Sierra Madrona esconde no sólo una rica flora leñosa sino también herbácea.

Endemismos ibéricos-occidentales encuentran allí refugio como Securinega tinctoria, Sideritis lacaitae, Coincya rupestris subsp.

Se encuentra en un dorso cuarcítico en el Valle de Navalmanzano, a un altura comprendida entre los 900-1100 m s. n. m. en el que sobreviven unos 1100 ejemplares.

Además un extenso sinclinorio recorre la solana superior del Valle del Robledillo, y finalmente un conjunto variado de fallas y pliegues aislados completa el conjunto tectónico de la región.

[2]​ Sobre estos sustratos geológicos, sus suelos, siempre ácidos, presentan una acentuada variedad morfológica.

A medida que la pendiente aumenta la profundidad se hace más variable y los materiales pizarrosos se mezclan, en coluvios, con aportes cuarcíticos de las corridas que coronan las alturas de la Sierra.

En estas condiciones, los Alfisoles y Ultisoles alternan en muchas ocasiones con suelos esqueléticos (Entisoles) e incluso con afloramientos de roca.

En las áreas donde dominan los coluvios de cuarcitas y areniscas, con poco material arcilloso, los suelos son ricos en materia orgánica, en especial en las umbrías y áreas más elevadas, produciéndose localizados e incipientes procesos de podsolización.

En gran medida, la actual extensión de jarales y brezales debe su origen a estas prácticas.

En las últimas décadas cambia nuevamente el uso del medio: se produce por un lado el éxodo de los pastores a la gran ciudad, al tiempo que disminuye la actividad ganadera, lo que conlleva el abandono de los campos, que vendidos a bajo precio van engrosando aún más los grandes latifundios hoy existentes -especialmente en el término de Solana- dedicados a la caza mayor (ciervo, corzo, jabalí y cabra montesa).

En estos latifundios se prosigue con la quema alternante del bosque y matorral, ahora en extensiones más limitadas pero en distribución más heterogénea, para dar apariencia de espontaneidad a una actividad al menos teóricamente prohibida por Icona.

Simultáneamente, dentro de estos latifundios se persigue la fauna de carnívoros salvajes: lobo, lince, gato montés, buitre, águila real, son sistemáticamente abatidos con venenos, trampas o incluso con su caza directa.

En segundo lugar, el aterrazado deja en superficie los horizontes inferiores del suelo -los menos fértiles- lo que limita marcadamente también el crecimiento de las coníferas recién introducidas, cuya productividad futura será probablemente baja.

Vista del Valle del Nacedero, con coníferas de repoblación forestal.
Jara pringosa Cistus ladanifer , abundante en Sierra Madrona.
Garganta de la fuente de San Lorenzo en Sierra Madrona.
Dianthus carthusianorum subsp. carthusianorum con huésped en Sierra Madrona.
Pinturas neolíticas de Peña Escrita, en el término de Fuencaliente .
Vista de las faldas de sierra Madrona por el Robledillo
Aliseda en galería en el río Robledillo.
Repoblación forestal de Pinus pinaster de la década de 1960.
Punto de Información de la ruta verde de la consejería de Turismo de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha , Mirador de los Rehoyos, Sierra Madrona.
Vista de Sierra Madrona desde Valderrepisa, Fuencaliente .