Deuda odiosa, deuda execrable, deuda ilegítima o deuda injusta, en derecho internacional, es la teoría jurídica, puesta en práctica numerosas veces a lo largo de la historia, que sostiene que la deuda externa de un gobierno contraída, creada y utilizada contra los intereses de los ciudadanos del país, no tiene por qué ser pagada y por tanto no es exigible su devolución ya que los prestatarios habrían actuado de mala fe, a sabiendas, y por tanto dichos contratos —bonos o contratos comerciales— son nulos legalmente.
En algunos aspectos, el concepto es análogo a la nulidad de los contratos firmados bajo coacción.
Alexander Sack, basándose en los precedentes del siglo XIX -entre los que incluía el rechazo por parte del Estado mexicano de las deudas contraídas por el Emperador Maximiliano I de México, y el rechazo por Estados Unidos, una vez que se anexionó la isla, de las deudas contraídas por Cuba siendo colonia española- definía en estos términos la deuda odiosa o deuda execrable:[11] Para Alexander Sack las tres características que permiten identificar una deuda odiosa son las siguientes:[3][12] El economista Jeff King, después de aclarar que "su" definición es un resumen de todo cuanto leyó acerca de la deuda execrable u odiosa, la define con clara precisión:[1][13] La teoría de la deuda odiosa ha sido aplicada -con el objetivo de no pagar deudas contraídas- no solamente durante los siglos XIX, XX y XXI; existen antecedentes que se remontan a Mesopotamia y Egipto.
Miguel intentó conseguir ayuda internacional para su régimen pero en 1831, su hermano Pedro abdicó del trono del Imperio de Brasil y ocupó las islas Azores junto con Madeira, e inició una guerra civil entre ambos hermanos.
Ante ello, cuando dichos banqueros pretendieron cobrar a México las deudas contraídas en nombre de Maximiliano, el gobierno de Benito Juárez decretó que ese dinero había sido usado "contra el propio pueblo de México" y por tanto se rechazarían estas cobranzas.
Idéntico argumento usó Estados Unidos, simpatizante de Juárez, para declarar la deuda odiosa o ilegítima-.
[18] En 1898 los Estados Unidos salieron victoriosos de la Guerra Hispano-Estadounidense en la que Cuba -colonia española- estaba en juego.
En una reunión en París, Estados Unidos sostuvo que la deuda era odiosa, pues había sido impuesta en su único interés, sin el consentimiento del pueblo y sirvió para reprimir el movimiento de liberación de Cuba.
España aceptó el argumento y Cuba se vio librada del pago de la deuda colonial.
[21][22][23] En 1998 se produjo una gran recesión en Argentina coincidiendo con el final del segundo mandato de Carlos Saúl Menem.
[28][29] Para autores como Alejandro Olmos Gaona, hijo del gran experto en deuda externa Alejandro Olmos, o Héctor Giuliano, el origen de la deuda, las comisiones de los intermediarios y sus renegociaciones constituyen un claro fraude.
Esas afirmaciones hicieron que el Banco Mundial amenazara a Ecuador con cerrar los préstamos; antes dichas amenazas Correa dimitió como ministro alegando que no iba a someterse al mandato del Banco Mundial.
El informe fue trasladado tanto al gobierno como a los ciudadanos de Ecuador.
Además, numerosas organizaciones civiles consideran que la mayoría de la deuda externa de Haití podría calificarse como deuda odiosa ya que se concedió a dictaduras con niveles elevadísimos de corrupción aun cuando los acreedores conocían bien estas características de los gobiernos haitianos con quienes se pactaron los préstamos; otra importante crítica es que el dinero así obtenido nunca benefició realmente al Estado haitiano o a su población y habría pasado apenas a engrosar la riqueza personal de la familia Duvalier.
El objetivo es conocer quién ha contraído la deuda, cuándo y a cuánto asciende para establecer qué cantidad puede considerarse como deuda odiosa o iletígima que no debería ser pagada por los ciudadanos -ni por los estados-.
Él y su familia habían ejercido un control directo sobre la economía del país lucrándose personalmente.
Además demandan un acuerdo que obligue al BCE a emitir a bajo precio para cualquier estado que lo necesite para sanear su deuda pública legítima y la armonización fiscal en toda la zona euro: descenso de impuestos indirectos y un incremento de los impuestos directos y progresivos, especialmente a las rentas del trabajo más altas y a las rentas del capital, tanto empresariales como mobiliario e inmobiliario, instauración del impuesto a las transacciones financieras especulativas (ITF) y erradicación de los paraísos fiscales en Europa y prohibición de cualquier transacción financiera y/o productiva con cualquiera de los restantes en el mundo.
[46][47] La crisis de la deuda soberana en Grecia habría dejado al descubierto la realidad de una deuda histórica acumulada por los gobiernos democráticos pero sin su conocimiento o al menos sin el conocimiento pleno de muchos ciudadanos y organizaciones griegas (véanse los documentales Deudocracia y Catastroika) que demandan una auditoría a la deuda griega para conocer con exactitud su origen, sus deudores y su legitimidad.
Este comportamiento de Alemania, según estos autores, reflejaría una profunda carencia de memoria histórica Mervyn King señala que es particularmente desafortunado que Alemania parezca haber olvidado su propia historia.
Dichas compensaciones nunca han sido canceladas ni perdonadas por los alemanes.
Éric Toussaint, presidente del Comité para la anulación de la deuda en el Tercer Mundo de Bélgica considera que los nuevos créditos que otorgan el Banco Central Europeo y el FMI son deuda odiosa ya que los ciudadanos no son consultados imponiéndose medidas que son una violación de los derechos humanos, civiles, democráticos y sociales de los portugueses.
Sin conocer esos extremos cualquier decisión es antidemocrática además de no resolver ningún problema.
[62] Todas estas actuaciones derivan de la campaña "Rescatem persones" ("Rescatemos personas", en catalán)[63] que lanzó en junio de 2012[64] como alternativa al rescate bancario e inspirada en la revolución islandesa.
[67] En Reino Unido, según Debt Resistance UK,[68] existiría una deuda odiosa provocada fundamentalmente (otras causas incluyen a los Juegos Olímpicos de Londres 2012),[69] por la Crisis financiera de 2008 y la Gran Recesión que comenzó ese mismo año.
[3] En un artículo los economistas Seema Jayachandran y Michael Kremer proponen la creación de un nuevo tipo de sanción económica para bloquear préstamos adicionales a dictaduras y dictadores.