Asesinato de Luis Donaldo Colosio Murrieta

[4]​[5]​[6]​ Colosio obtuvo la candidatura presidencial bajo el procedimiento informal conocido como «destape», acostumbrado durante los gobiernos priistas en México.

Ello explica parte del gran daño sistémico que este atentado causó al régimen político mexicano: aunque ya en 1988 se había presentado un proceso electoral lo suficientemente competido que incluso se presume fue fraudulento, Colosio era visto como el sucesor de Carlos Salinas.

La tensión aumentó a grado tal que el propio Carlos Salinas se vio forzado a declarar, en una reunión con priistas, la famosa frase «No se hagan bolas, el candidato es Luis Donaldo»,[14]​ que exacerbó la tensión en lugar de atenuarla.

[16]​ Aunque es creencia popular que ese discurso le costó la vida, en el pasado, Colosio ya había criticado al presidencialismo.

[18]​ Lomas Taurinas se ubica en una barranca cerca de la línea internacional con Estados Unidos, a espaldas del aeropuerto.

[19]​ La zona donde se realizó el mitin era un parque terregoso en la confluencia de las calles La Punta, Torrecillas, López Mateos y Mariano Arista.

En Lomas Taurinas, antes de la llegada de Colosio, varios jóvenes extendieron una manta en la que se leía «En Baja California decimos basta, no más engaños, no más PRI-Gobierno», y al reverso decía «Ojo (Manuel) Camacho y Subcomandante Marcos te vigilan».

De inmediato lo transfirieron a quirófano,[25]​ donde lo atendieron dos equipos de cirujanos simultáneamente: uno le realizó una craneotomía para la herida en la cabeza, con entrada en la región temporal derecha y salida en la región parietal izquierda; y el otro una laparotomía exploradora en la zona superior izquierda del abdomen.

[26]​ Se «realizaron diversas maniobras encaminadas a tratar de salvar la vida del paciente, pero médica y clínicamente era (imposible) por la gravedad de la lesión en la cabeza, no así la lesión que presentaba en el abdomen, ya que no hubo lesión en algún órgano interno, ya (que) nunca atravesó el peritoneo parietal, siendo una lesión en sedal, y sin poder precisar el tiempo y a consecuencia de la gravedad no obstante, a pesar de todos los esfuerzos humanos y médicos que se realizaron, falleció el licenciado Colosio».

Aunque llegó prácticamente muerto al hospital, la incógnita sobre su condición se mantuvo durante más de tres horas.

Momentos antes, Jacobo Zabludovsky ya había dado en televisión nacional la primera versión extraoficial de la muerte del candidato durante un enlace telefónico con la periodista Talina Fernández.

También asistieron para dar el pésame los candidatos presidenciales Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y Diego Fernández de Cevallos.

Luego se dirigió al domicilio de Luis Colosio Fernández y Ofelia Murrieta, padres del candidato fallecido, para dar sus condolencias.

Otra, operada directamente por el hermano del entonces presidente, Raúl Salinas de Gortari, buscó que la nominación recayera en Beltrones.

Desacreditado, en medio de críticas y una incredulidad generalizada, el jurista ese mismo día presentó su renuncia a la Subprocuraduría.

En enero del año siguiente, el caso Colosio dio un vuelco cuando Chapa resucitó la hipótesis de la «acción concertada» por medio de un segundo tirador, quien se habría ubicado al lado izquierdo del candidato y le habría disparado en sedal al abdomen.

Además, «no existe prueba jurídica que demuestre la coparticipación de personajes políticos y del crimen organizado».

[39]​ Se desestimaron, «por contradictorios e inconsistentes», los testimonios de quienes afirmaron haber visto a Aburto reuniéndose con los integrantes del Grupo Tucán.

Con ello, la Subprocuraduría Especial se extinguió en el año 2000, poco antes de la llegada al poder federal del panista Vicente Fox Quesada.

Aunque ella personalmente había sugerido a Miguel Montes para dirigir la Subprocuraduría Especial, conforme el jurista fue virando las investigaciones hacia la tesis del magnicida único, su relación se fue tensando.

Según los médicos que la atendieron, encabezados por Misael Uribe Esquivel, «los trágicos acontecimientos de marzo por todos conocidos mermaron aún más sus condiciones generales».

[46]​ La Subprocuraduría consignó que en 16 ocasiones ante Ministerio Público, Mario Aburto confirmó ser el autor de los disparos a Colosio.

Los primeros especialistas que analizaron su personalidad fueron el doctor Carlos Tornero Díaz y la licenciada Martha Graciela Miranda.

Para ellos, el agresor de Colosio padece «trastornos delirantes y narcisistas», así como un «delirio crónico sistematizado reivindicativo».

A estos últimos se les señaló por haber «descobijado» los flancos del candidato para que Aburto pudiera llegar hasta él.

[68]​ En todo caso, esta norma "rigurosa" no se observó con los Mayoral ni con Tranquilino Sánchez, quienes fueron retratados en su ficha penal tal y como llegaron.

Merín guardó la pistola en un portafolios azul, que conservó mientras hizo guardia afuera del quirófano donde operaban a Colosio.

Aunque al paso de los años el expresidente y su "superasesor" han negado categóricamente haber tenido relación con la autoría intelectual, muchos mexicanos opinan lo contrario.

[80]​ Colosio, quien se encontraba ese día en Culiacán, Sinaloa, celebró la decisión de Camacho y afirmó que era el mejor hombre para lograr la pacificación en Chiapas.

Dirigida por Carlos Bolado, la cinta incluye en su reparto a Enoc Leaño, Odiseo Bichir, José María Yazpik, Kate del Castillo, Daniel Giménez Cacho, Moisés Arizmendi, Ximena González-Rubio y Harold Torres.

La ruta de Colosio en Lomas Taurinas:
1. La comitiva del candidato llega a las 16:35 al mitin a través de las calles Valente Arellano y Mimiahuapan.
2. Colosio desciende de la camioneta Blazer, que lo trae del aeropuerto de Tijuana, y cruza a pie el puente de madera rodeado por la multitud.
3. Tras otros cinco oradores, el político da un discurso desde un templete improvisado en la parte trasera de una camioneta pick up.
4. A las 17:12, tras caminar unos 13 metros hacia el flanco izquierdo del templete, recibe dos disparos, en la cabeza y en el abdomen. Sus guardaespaldas lo llevan en vilo hacia la camioneta Blazer, para trasladarlo al Hospital General de Tijuana.
Página del "libro de actas". La Subprocuraduría utilizó esta libreta como evidencia para perfilar a Mario Aburto como un magnicida clásico.