Muerte encefálica

Las causas más frecuentes en adultos son las hemorragias intracraneanas, los traumatismos craneoencefálicos y las lesiones hipóxico-isquémicas secundarias a paro cardiorrespiratorio.

Según ese criterio, se puede declarar muerta a una persona que ha perdido en forma total e irreversible sus funciones cerebrales aun si permanece con actividad cardíaca y ventilatoria gracias al soporte artificial en una unidad de cuidados intensivos.

En ese artículo se estableció por primera vez el criterio para determinar la muerte sobre la base de un total y permanente daño encefálico, y se acuñó el concepto de brain death (en español «muerte encefálica»).

En consecuencia, el retiro de todas las medidas de soporte y el traslado del cuerpo a la morgue es la conducta coherente cuando se ha dictaminado la muerte encefálica y, por lo tanto, el profesional es consciente de que se han desencadenado los procesos biológicos que llevan a la rápida descomposición del cuerpo y a la parada cardíaca inevitable, aun con la persistencia del soporte artificial.

[12]​ Dichas actuaciones deberán constar por escrito en la correspondiente historia clínica, con indicación de la fecha y la hora, su resultado y el diagnóstico definitivo, el que incluirá la constatación de los siete (7) signos que determinan esa calificación.