Se trasladó a Lima para cursar su educación secundaria en el Colegio Nuestra Señora de Guadalupe (1900-1904).Interrumpió sus estudios para incursionar en el periodismo, así como en la política, como partidario de Guillermo Billinghurst.[10] Allí fundó y dirigió, junto con Manuel Augusto Bedoya Lerzundi, un periódico escolar denominado La Idea Guadalupana (1903).[11] Tuvo también por condiscípulos a Felipe Cossío del Pomar, Santiago Antúnez de Mayolo, Eulogio Castillo, Enrique Basadre Pastor, Ciro Napanga, entre otros que después destacaron en el campo de las artes, las letras y las ciencias.En agosto emprendió viaje con la llamada Expedición Científica Sanmarquina que recorrió Arequipa, Cuzco y Puno.En ese mismo año colaboró para el diario La Opinión Nacional, cuyo director era Andrés Avelino Aramburú Sarrio.[19] En 1912 participó entusiastamente en la campaña presidencial a favor de Guillermo Billinghurst, apodado «Pan Grande».Tiempo después, Ulloa se amistó con Valdelomar y prologó su libro de cuentos El caballero Carmelo.[26] Una vez más debió truncar sus estudios universitarios, pero viajó con la intención de retomarlos en Italia (lo que no se concretaría).[27] Mantuvo un nutrido intercambio epistolar con su amigo Riva Agüero, en el que se puede ver una mutua admiración y respeto.[32] De dicha obra hizo luego una versión teatral, con el mismo nombre, y en colaboración con José Carlos Mariátegui (1916).Estos cuentos se consideran como lo mejor de su obra cuentística, junto con El Caballero Carmelo.Por lo general formaba dúo con su gran amigo José Carlos Mariátegui, seis años menor que él.Pese a esas poses petulantes y escandalosas, Valdelomar seguía siendo en el fondo un hombre humilde, que miraba al mundo con dulzura y gran capacidad de emoción, tal como se denota en varias de sus creaciones literarias.La razón de su actitud arrogante y provocadora, según el mismo lo explicaba, era para que todos, en especial la encopetada alta sociedad limeña, prestaran atención a un escritor provinciano como él, en una época en que los escritores (y menos aun los provincianos) todavía no tenían espacio ni un lugar de respeto en la sociedad.Ese mismo año se publicó Las voces múltiples, libro que reunió poemas suyos y de otros autores del movimiento: Pablo Abril de Vivero, Federico More, Alfredo González Prada, Alberto Ulloa Sotomayor, Félix del Valle, Antonio Garland y Hernán Bellido.Ello no se concretó, pues finalmente Valdelomar consideró satisfactorias las explicaciones dadas por Tassara.Transcurrido un rato, Abraham, que se veía algo nervioso e inquieto, pidió permiso para retirarse.[59][60] Su ataúd conteniendo su cadáver fue trasladado desde Ayacucho hasta Huancayo sobre los hombros de 16 cargadores indígenas ayacuchanos.De Huancayo, los restos del escritor fueron llevados en tren hasta Lima, donde fueron inhumados en el Cementerio Presbítero Matías Maestro, no en un nicho, sino en la tierra misma, tal como había sido su deseo.[66] Pero ello no era un escondite, pues todos los lectores sabían quién estaba detrás de ese aristocrático apelativo.[69] Valdelomar quiso ser un dandi a la manera de Oscar Wilde, el escritor británico.Valdelomar terminó su aprendizaje de dandi en Roma y regresó al Perú «usando quevedos con cinta bicolor, guantes, escarpines, camisa de flotante cuello, cinismo, insolencia y siempre una irrestañable ternura, esa ternura que le bañaba como un agua lustral.»[71] Sobre la supuesta homosexualidad de Valdelomar, Luis Alberto Sánchez creyó haber encontrado indicios muy convincentes,[72][73] al investigar una relación que el escritor tuvo con Artemio Pacheco, un joven o «efebo» que ofició de secretario y administrador económico durante la gira que hizo Valdelomar por el sur del Perú entre 1918 y 1919.[88] Sin embargo, a decir de Luis Alberto Sánchez, este amorío habría sido solo una «pasión intelectual».[93] La novela corta fue un género que Valdelomar cultivó desde su adolescencia, según su propio testimonio, siendo su primera obra Yerba santa (aunque publicada en 1917), que podría considerarse precursora de su narrativa criolla, aunque contenga más rasgos del Romanticismo.Una anécdota cuenta que, cierto día, un joven poeta trujillano se acercó a Valdelomar para saludarlo.Valdelomar reunió sus cuentos criollos en un proyecto de libro titulado La aldea encantada (1914), el cual no llegó a publicarse.[102] Luego dichos cuentos formaron parte de su libro antológico El caballero Carmelo (Lima, 1918).[93] Todos los cuentos reunidos en dichos libros, sumados a otros recopilados de periódicos y revistas, se pueden organizar, siguiendo las denominaciones dadas por el mismo autor, de la siguiente manera: La poesía valdelomariana, dispersa en diarios y revistas, ha sido recogida en recopilaciones hechas después del fallecimiento del autor.En vida, este publicó diez de sus composiciones poéticas en el libro antológico Las voces múltiples (Lima, 1916).
Abraham Valdelomar en Roma, 1914.
Abraham Valdelomar en su casa de Barranco, 1916.
El modelo de Valdelomar como dandi habría sido el escritor británico
Oscar Wilde
. Fotografía de Napoleon Sarony, 1882.
Artemio Pacheco, secretario y administrador de los ingresos de Valdelomar. Luego haría carrera de periodista. Fotografía reproducida en la revista
Mundial
, 1922.