En una de las cartas que envía a su madre, dice textualmente lo siguiente: En una carta que dirigió a su amigo, el poeta Enrique Bustamante y Ballivián, le dijo lo siguiente:
Abraham se sintió asustado, rezó una oración y volvió a dormirse.
“¿Y te quedas dormido?” inquirió la mujer, por lo que Abraham le preguntó inquieto si ella había venido el día anterior.
Luego se separaron del camino y Abraham retornó a casa.
Al pasar por la plazuela vio que ya habían colocado al muñeco de Judas; le llamó la atención sus ojos enormes, blancos e iracundos con que lo habían representado.
Ya en la playa se encontró de nuevo con la señora blanca; esta vez la vio muy pálida.
Un tanto extrañado por tal plática, Abraham le respondió que miraban hacia el mar.
Allí se despidieron y ella le dio un beso muy largo en la frente.
Enseguida se pusieron a orar “por los caminantes, navegantes cautivos cristianos y encarcelados”.
De pronto oyeron un alboroto en la calle y una voz que gritaba avisando un naufragio.
Abraham y su padre hicieron lo mismo, pero la madre prefirió volver a casa.
Abraham contempló algo asustado como los ojos de Judas se tornaban rojos y amenazadores.
Fue entonces cuando Abraham tuvo la más horrible sensación de toda su vida al reconocer a la mujer: «¡Papá, papá, es la señora blanca!
Indirectamente había tratado de pedir perdón al pequeño Abraham, quien tardíamente se lo concedía.
El cuento está dividido en seis secciones o capítulos cortos, numerado con dígitos romanos y de extensión muy variable.
A continuación, un resumen por capítulos del cuento: I.- El narrador, es decir, Abraham, empieza rememorando su infancia en el puerto de Pisco, cuyas imágenes pinta con trazos nostálgicos y de triste dulzura.
A esa hora ocurría en el muelle lo que llamaban la “procesión de las luces”: un marinero llegaba conduciendo un carro lleno de faroles, los cuales iba colocando en los postes del muelle.
Luego la familia retornaba al hogar donde les esperaba la cena servida por la criada.
Abraham recordaba que en aquella ocasión despertó sobresaltado, como a las dos de la madrugada, y escuchó a sus padres que hablaban sobre la tragedia familiar de una señora llamada Luisa.
IV.- Al día siguiente Abraham se fue a caminar por la orilla del mar, tal como era su costumbre habitual, pero esta vez se alejó más, yendo por el camino que iba hacia el sur, hacia la aldea de San Andrés de los pescadores.
Abraham contestó que nunca; luego la mujer lo besó en la frente y se despidió.
VI.- Durante el resto de la semana Abraham no volvió a la playa.
Se encontró otra vez con la mujer, quien de nuevo le preguntó si perdonaba a Judas.
Por entonces, eran cinco los hermanos que formaban el hogar de los Valdelomar: Rosa, Abraham, Jesús, Héctor y María.