La obra afirmó el éxito de Valdelomar como prosista, hasta entonces conocido como dibujante y cronista periodístico.Posteriormente se han hecho diversas ediciones de la obra, tanto individuales como integrando recopilaciones o selecciones.Más adelante el narrador anuncia que debe tomar el tren rumbo a la ciudad “B”, la tétrica “ciudad de los tísicos” para visitar la tumba de su amigo Abel Rosell, fallecido poco tiempo antes, víctima del terrible mal.Antes de emprender el viaje, el narrador comparte las numerosas cartas que desde la ciudad “B” le había enviado Rosell.En ellas, éste le cuenta historias fantásticas cuyos protagonistas son personajes extraños, todos enfermos de tuberculosis.El refinamiento verbal, el ambiente de misterio, la fantasía decadente, la imagen del artista y la mujer fatal son algunos tópicos modernistas que la novela expresa con claridad.Por otro lado, junto con la intromisión de elementos cosmopolitas (Valdelomar estuvo influenciado sobre todo por los escritores decadentistas de fines del siglo XIX y por Edgar Allan Poe) existe en la novela un intento por asumir una tradición propia, con lo cual Valdelomar se revela como un representante del llamado modernismo hispanoamericano.