Persiste la controversia entre los investigadores a respecto de su celticidad, o si eran un pueblo nativo influido por corrientes centroeuropeas.
[1] No parece que sus territorios alcanzasen la costa atlántica, donde fuentes y epigrafía sitúan a los célticos túrdulos.
Generalmente se considera que la palabra lusitano procedería de la raíz, presumiblemente celta, Lus o Lusis, y del sufijo gentilicio -tanus, que con las variantes -itanus y -etanus se repite en múltiples lugares del Mediterráneo occidental (gaditanus, malacitanus, ilicitanus, turdetanus, etc).
[4] Practicaban sacrificios humanos, y cuando el sacerdote hería el prisionero en el vientre hacían vaticinios según la manera como la víctima se caía.
Esto hizo aumentar aún más la revuelta y durante ocho años los romanos sufrieron duras bajas.
Esta lucha solo acabó con el asesinato a traición de Viriato por tres compañeros sobornados por el oro romano.
[4][7] Su equipamiento guerrero era ligero, comparado por Tito Livio con los peltastas griegos, ya que vestían poca o ninguna armadura, a fin de permitirles la máxima agilidad.
[3][4] Eran especialmente hábiles empleando la jabalina, llevada en grandes números,[4] y el escudo, con el que aparentemente tenían un estilo propio para protegerse.
[3][6] Debido a que su ligereza de armaduras los volvía inefectivos en un combate sostenido, lanzaban ataques relámpago y se retiraban con la misma agilidad.
El estereotipo que en la Antigüedad identificaba pastor con bandido lo encontramos aplicado en varias fuentes a Viriato (Tito Livio y Orosio).
Un episodio narrado por Livio (XXXV, 1) sobre una de estas incursiones lusitanas parece albergar una muestra del nomadeo trashumante.
[9] El pueblo lusitano adoptó los cultos celta y romano al tiempo que influyó en dichas culturas con sus propios credos.