[1] Con el tiempo, Vulcano sufrió un proceso de identificación con el dios griego Hefesto hasta que, en el periodo clásico, asimiló sus características.[7] Es frecuente encontrar su nombre acompañado de tres epítetos: Mulciber (qui ignem mulcet) –«el que ablanda los metales»–[15][16] y Quietus[17] y Mitis[18] –ambos significan «tranquilo»–[19][20] que se utilizaban para intentar ganarse el favor del dios evitando su acción destructiva, por ejemplo, en los incendios.[23] En 1994, el autor francés Gérard Capdeville recuperó dicha posibilidad etimológica después de encontrar una continuidad entre Velkhanos y el etrusco Velchans: en este caso, el dios minoico sería una deidad joven, señor del fuego y compañero de la Diosa Madre.[24] Otra hipótesis es la del lingüista y mitógrafo Christian-Joseph Guyonvarc'h, que propuso relacionarlo con el antropónimo irlandés Olcán (en grafía ogámica, Ulccagni, en genitivo).[26] No se conoce con precisión cuál es la auténtica naturaleza del dios debido a que, por un lado, sus orígenes no están claros, como sucede con la etimología de su nombre, y por otro, en el periodo clásico, Vulcano asimiló las características del dios griego Hefesto.Otra era el «fuego de las ofrendas», que llevaba el sacrificio a los dioses por medio del humo.[30] De esta forma, Vulcano constituiría el fuego que devora y destruye, dirigido hacia las potencias hostiles.[33] Vulcano es el patrono de los oficios relacionados con los hornos, como cocineros, panaderos y pasteleros.Según el texto, Vulcano reconoció su paternidad al hacer que un fuego rodease la cabeza del niño sin dañarlo.El templo principal y más antiguo de Vulcano en Roma era el Volcanal, situado en el area Volcani, una zona al aire libre a los pies de la Colina Capitolina, en la esquina noroccidental del Foro Romano, donde se ubicaba un altar dedicado al dios y un fuego perenne.[44] Además el rey habría plantado en el santuario un árbol de loto sagrado, que existía todavía en tiempos de Plinio el Viejo y se decía que era tan antiguo como la propia ciudad.Tito Livio menciona el Volcanal en dos ocasiones en relación con unas extrañas lluvias de sangre, la primera en 183 a. C.[45] y la segunda en 181 a. C.[46] El area Volcani, probablemente un locus substructus, es decir, un lugar construido en el subsuelo,[47] estaba ubicado cinco metros más alto que el Comitium por la morfología del terreno en aquel momento.Por dicho motivo llamaron a unos augures etruscos para analizar el suceso y saber cómo actuar, pero estos, movidos por su odio hacia los romanos, les aconsejaron que trasladaran la estatua a un lugar más bajo, donde no llegase nunca la luz del sol.Cuando los romanos descubrieron el engaño, los augures fueron ajusticiados y la estatua fue trasladada al area Volcani, que, efectivamente, está ubicada a más altura.[60] Con base en una inscripción fragmentaria encontrada en Annaba, la antigua Hippo Regius,[61] se considera probable que el escritor Suetonio haya ostentado el cargo de Pontifex Volcani.Gracias a Estrabón se sabe que en Pozzuoli había una zona denominada en griego ágora de Hefesto (Forum Volcanes en latín), una llanura caracterizada por numerosas desembocaduras de vapor volcánico, donde se ubica la Solfatara.En los festejos se sacrificaban en el fuego del Volcanal pececillos vivos que habían sido pescados en el río, en sustitución de almas humanas.[65][66][29] También parece ser una tradición del día que la gente tendiera sus vestimentas y telas al sol.[67] Según Dumézil, esta práctica ritual podía reflejar un vínculo teológico entre Vulcano y el dios Sol.[71][72] Vulcano se asimiló al dios griego Hefesto y asumió sus características.[73] En la Eneida, Virgilio mezcló temas arcaicos romanos con otros helenizantes: por una parte, Vulcano se identificó con la furia del fuego que quema los barcos[74] o con las chispas que centellean en las antorchas[75] siguiendo la tradición romana, y por otra, se identificó con el dios griego Hefesto al ser llamado «el dios de Lemnos».Vulcano les ordenó interrumpir el trabajo y dedicarse enteramente a la fabricación de armas para Eneas,[77] entre las que se encontraba un escudo en el que se grabaron los principales acontecimientos de la historia romana desde Rómulo hasta Augusto.