En pleno conflicto intervinieron las sabinas interponiéndose entre ambos bandos combatientes para que dejasen de matarse porque, razonaron, si ganaban los romanos perdían a sus padres y hermanos, y si ganaban los sabinos perdían a sus maridos e hijos.
Tacio se asoció con Rómulo, con el que gobernó en buena concordia durante cinco años formando una diarquía[1] (fin del reinado en 745 a. C.).
Tacio concedió a Rómulo la mano de su hija Hersilia, llegando también a casarse el que sería rey de Roma, Numa Pompilio, con su hija Tacia.
El palacio real estaba situado en el Monte Capitolino, en el mismo lugar donde más tarde sería edificado el templo de Juno.
El cadáver de Tacio fue transportado a Roma y sepultado en el monte Aventino.