Un siglo después, también lo emplearon Adriano y Antonino Pío.
En 248, por último, el emperador Filipo, el árabe, conmemoró el Milenio de la Urbe, con los Ludi saeculares que indicaban expresamente la fecha, al mismo tiempo que su rival, Pacatiano, hacía acuñar monedas con la inscripción: "año mil y uno".
No obstante, esta expresión era utilizada raramente en la Antigua Roma para contar los años, y de hecho existían dataciones rivales respecto del comienzo de la era.
Esto ha dado la falsa impresión de que esta era se utilizaba habitualmente en la Antigüedad.
F. Marqués, Néstor, "Un año en la antigua Roma" Espasa Libros S.L.U., 2018, ISBN 97888467051513