Tomate frito

Sin embargo, la cocción también conlleva varios beneficios; entre ellos, se ha observado un aumento de las propiedades funcionales del licopeno.

[5]​ La conclusión fue clara: los beneficios probióticos se mantenían más cuando el tomate estaba freído, gracias precisamente a los mencionados efectos antioxidantes del licopeno.

[7]​ A estos ingredientes básicos se pueden agregar muchos otros según el gusto de cada hogar: perejil, hojas de laurel, pimienta, pimiento verde, zanahoria, etc. A veces también se agrega cubo de caldo en polvo, aunque esto no es recomendable puesto que es un ultraprocesado, y su componente principal es el glutamato monosódico.

Otra técnica efectiva es poner los tarros cerrados a cocerse al baño maría, de manera que se esterliza la preparación y dura meses.

La nutricionista española Gemma del Caño advierte que lo que se vende como tal, en realidad tomate mezclado: «El 'tomate frito' no está frito, está batido; es decir, es puré de tomate.

Algunos envasados de tomate frito incluyen glutamato monosódico (E-621), que es un aditivo potenciador del sabor que provoca intolerancia en ciertas personas (síndrome del restaurante chino), además de gomas (como la xantana), usada como estabilizante, y ácido cítrico (E-330), usado como antioxidante y para reducir la acidez (pH).

[3]​ Otra costumbre es la de añadir azúcar, que en principio no es necesario porque el tomate ya contiene sus propios azúcares.

Por todo esto, es recomendable freír el tomate en casa, ya que es una receta extremadamente sencilla de hacer.

Salsa de tomate frita casera en tarro para su conservación .