La cocción a fuego lento es una técnica culinaria en la que los alimentos se cocinan en líquidos calientes mantenidos justo en el punto de ebullición del agua o un poco por debajo de este[1] (a nivel de mar, 100 °C), pero a mayor temperatura que en el escalfado.
Para mantener una olla a fuego lento, se lleva a ebullición y entonces se baja el fuego hasta justo antes de que la formación de burbujas de vapor pare del todo.
El fuego lento asegura una cocción más suave que la ebullición, evitando que los alimentos se endurezcan o rompan.
La cocción a fuego lento suele ser un método rápido y eficiente de cocinar.
Los cocineros profesionales discuten constantemente la temperatura y aspecto adecuados de los líquidos para cocer a fuego lento, defendiendo algunos que esta cocción ya es posible a temperaturas tan bajas como 82 °C.