El contacto entre los vascones y los romanos es anterior a la llegada de estos últimos a territorio vascón, pues sabemos que mercenarios vascones lucharon junto a Aníbal en la segunda guerra púnica, quedando reflejado en varios versos, que a su vez narran diferentes batallas, del poema Punica de Silio Itálico; entre otros: «Ni los ceretanos, antaño campamento del héroe de Tirinto, o el vascón, no acostumbrado al casco, se demoraron en tomar las armas».Es posible, o al menos así lo consideran algunos historiadores, que este conocimiento del poder militar de Roma hiciese que, cuando los romanos llegaron a territorio vascón, estos últimos decidiesen colaborar con ellos en lugar de enfrentarse a sus ejércitos.Otras ciudades importantes fueron Tricio, en la Rioja; Deóbriga (Miranda de Ebro) y en la costa Flaviobriga (Castro Urdiales), la última colonia fundada por los romanos en Hispania, aunque Plinio asigna esta ciudad a los várdulos.Se discute si estaban emparentados a cántabros, celtíberos o vascones, aunque estos primeros están en duda, ya que fue el ataque de cántabros contra autrigones y turmogos lo que inició la guerra romano-cántabra.Los restos hallados en su territorio son escasos, algunos en San Sebastián, Zarauz y Azcoitia o el castro celta de Inchur, cuyas murallas fueron excavadas en 1957 por Miguel de Barandiaran, que hizo una datación aproximada al siglo IV a. C., y situadas en Aldaba.Como grupo pudieron estar desarrollando una cultura trashumante desde el siglo IV a. C. hasta su ubicación definitiva.Sus ciudades más importantes fueron Pompaelo (Pamplona), Gracurris (Alfaro), Cascantum (Cascante) y sobre todo Calagurris (Calahorra), que llegó a tener la condición de municipium civium Romanorum, convirtiéndose en la ciudad vascona estatutariamente más importante, rango que le fue concedido por Octavio, quizá como premio a los soldados calagurritanos que formaron su guardia personal tras su victoria sobre Marco Antonio y Cleopatra en Actium (31 a. C.).Pese a ello son derrotados en una batalla campal en septiembre de ese año.Esto suscita que ciudades próximas tomen partidos diferentes: mientras Calagurris se mantiene fiel a Sertorio, Gracurris apuesta por Roma, siendo la zona del Ebro la más convulsionada por los enfrentamientos entre los dos bandos.Este hecho se convirtió en común en la literatura, hablando de ello Cayo Salustio, Floro y Valerio Máximo (quien dice que «como no les quedaba ningún otro animal en su ciudad, convirtieron en nefanda comida a sus mujeres e hijos; e incluso para que la juventud en armas pudiera alimentar sus entrañas con las de los suyos, no dudaron en poner en sal los siniestros restos de los cadáveres»), Juvenal y Orosio.Cinco de los treinta y cuatro caminos del itinerario de Antonino pasaban por territorio vascón, siendo el más importante el XXXIV que unía Artúrica (Astorga) con Burdigalia (Burdeos) pasando por Velegia y Pompaelo.La Cohors II Vasconum Civium Romanorum estuvo destinada en Germania, donde Tácito nos narra que su valerosa intervención en el año 70 salvó la comprometida situación en la que se encontraba el legado Vócula, acampado cerca de Novesio (hoy Neuss, Bajo Rhin), quien fue atacado por los sublevados durante las revueltas del Imperio del 69 d. C. Esta cohorte fue posteriormente destinada a Britannia y el año 156 a la Mauritania Tingitana.El pretor Casius Longinus tuvo su guardia personal formada por berones, que le salvaron la vida en un intento de apuñalamiento en el 48 a. C. Augusto la tuvo formada por vascones calagurritanos, que fueron licenciados tras vencer a Marco Antonio.La costumbre de guardias personales formadas por hispanos fue muy común entre los generales, debido a su fidae y devotio hacia su jefe.