Nanclares de la Oca se alza a 498 metros, en el valle del río.
Su origen etimológico estaría en la unión de dos elementos; por una parte la palabra (h)iri, que significa 'ciudad' en euskera, y por otra parte, aunque no está del todo claro, la palabra 'ona', 'bueno' o 'buena' en euskera.
Por tanto, Iruña vendría a significar algo como 'la buena ciudad' (algunos etimologistas hablan incluso de 'la gran diudad').
Este nombre se repite en varias localidades del País Vasco y Navarra como Iruñea (Pamplona), Irunberri (Lumbier) o Irún.
En Irún y Pamplona se encontraban dos asentimientos urbanos importantes de los vascones en época romana.
En dicho terreno se han encontrado restos de viviendas de planta circular y rectangulares que más tarde fueron sustituidas por edificios romanos, los cuales ocuparon el lugar fundando lo que llamaron Veleia.
Esta ocupación tuvo lugar alrededor del siglo I a. C. y las viviendas construidas (domus) tenían una estructura similar: patio rodeado por la vivienda y dotada de cisterna de hormigón romano.
Durante su momento de mayor esplendor, la ciudad contaba con 10 000 habitantes, siendo la tercera ciudad más grande del sur de los Pirineos siendo tan solo superada por César Augusta (Zaragoza) y Tarraco (Tarragona).
Una muestra de ello son las tres torres que aún hoy se conservan rodeando Nanclares.
Hoy en día es un instituto privado en el que se imparte secundaria y cursos PCPI.
En la actualidad Iruña de Oca es un municipio dotado de servicios básicos y comercio, pero la cercanía y la facilidad para desplazarse a Vitoria perjudica en parte al sector servicios, ya que la población aprovecha su presencia en la capital para comprar todo lo que necesita.
A lo largo de la historia del municipio, su economía se ha basado principalmente en la explotación ganadera y agraria, así como la forestal.
Éstas, situadas en Nanclares y Trespuentes, dieron, sobre todo en el siglo XX, trabajo a gran parte de la población.
Podemos encontrar bares, restaurantes, panaderías, ferreterías, peluquerías o supermercados entre otros servicios.
Durante las mismas, se organizan numerosos actos festivos, musicales, deportivos, infantiles, gastronómicos, etc.
Siempre termina deseando a todos unas felices fiestas y gritando un ¡Viva Nanclares!
Tras la bajada es tradicional acercarse a las txoznas y beber zurracapote que se reparte de forma gratuita.
Entre ellos, hay uno que destaca por su antigüedad y singularidad: la Bendición de las Peras, durante la cual se viste al patrón, San Roque, con una banda de peras, que son bendecidas por el sacerdote en la misa mayor.
Otros actos tradicionales son la morcillada en el Río San Antón, las verbenas en la plaza, el concierto de algún grupo conocido a nivel vasco o nacional, el mercado artesanal, el espectáculo piromusical (fuegos artificiales que explotan al ritmo de una canción) o la cucaña en la Torca.
También en Navidad se realizan actos típicos de esta época y región.
Suelen comenzar con el belén viviente de Víllodas y continúa el 24 de diciembre con la llegada del Olentzero, que es recibido en el frontón municipal y por la noche trae regalos a los niños en Nochebuena.
La Nochevieja suele celebrarse con un cotillón en el frontón municipal y los Reyes Magos pasan la tarde del 5 de enero por todos los pueblos del municipio, aunque la carroza de mayor importancia se realiza en Nanclares.
Son tres pequeñas torres situadas a las afueras de la localidad construidas por el ejército isabelino que tuvieron una función de vigilancia, comunicación y defensa durante las guerras carlistas del siglo XIX.
Este convento en ruinas data del siglo XIV y está localizado en Trespuentes.
Tras abandonarlo 4 siglos después, el general Zurbano incendia el monasterio, quedando este en ruinas.
Este balneario se construyó en 1860 y fueron explotadas sus aguas alcalinas bicarbonatadas sodicocálcicas nitrogenadas por D. Silvestre Larrea desde su inicio.
Pero los resultados no se ajustaron a las expectativas, y el establecimiento fue decayendo paulatinamente, en parte afectado por la crisis generada por el llamado Desastre del 98, hasta su adquisición por el Provincial de los Hermanos de la Instrucción Cristiana, a principios ya del siglo XX.