Según esta creencia, se establecerá una Era Mesiánica en la Tierra antes del Juicio Final y el futuro estado permanente de "eternidad".Desde un punto de vista cristiano, Cristo volverá para reinar sobre la Tierra (parusía) durante mil años, antes del último combate contra el mal, produciendo la condena del diablo a perder toda su influencia para la eternidad y comenzar el Juicio Universal.[7] Durante los primeros siglos, se encontraron varias formas de milenialismo en la Iglesia Primitiva, tanto en Oriente como en Occidente.En particular, se puso un nuevo énfasis en los pasajes del Libro del Apocalipsis que parecían decir que, cuando Cristo regresara para juzgar a los vivos y a los muertos, Satanás sería encerrado durante 1000 años, pero luego liberado en el mundo para instigar una batalla final contra Dios y sus santos.Las teorías milenaristas intentan explicar cómo serían estos "1000 años de Satanás atado con cadenas".En esta perspectiva, el "reinado de Cristo" se llevará a cabo físicamente en la tierra.Los Estudiantes de la Biblia creen que habrá una oportunidad universal para cada persona, pasada y presente, que no haya recibido previamente un llamamiento celestial, de obtener la vida eterna en la Tierra durante el Milenio.[31] Los Testigos de Jehová creen que Cristo reinará desde el cielo durante 1.000 años como rey sobre la Tierra, asistido por los 144.000 humanos ascendidos.El diablo será arrojado a un estanque de azufre junto al falso profeta y la Bestia.En este capítulo, de hecho la Bestia yace junto al diablo en el fuego.Un gran número de cristianos de la era posapostólica, particularmente en Asia Menor, se entregaron tanto a la apocalíptica judía como para poner un significado literal en esas descripciones del Apocalipsis de San Juan; el resultado fue que el milenarismo se esparció y ganó acérrimos defensores no solamente entre los heréticos (gnósticos como Cerinto), sino también entre los cristianos.Desde el siglo II varios polemistas enfrentaron las tesis de los montanistas y otros creyentes que esperaban un rápido advenimiento del Milenio y refutaron a quienes querían hacer cálculos sobre cuándo llegaría esa edad, en la forma que posteriormente lo haría San Agustín, el autor de "La Ciudad de Dios", recordando que Cristo había tenido el cuidado de no favorecer fechas precisas sobre su segunda llegada cuando dijo: "En cuanto a ese día o a esa hora, nadie la conoce, ni los Ángeles del cielo ni el Hijo, sino sólo mi Padre", en el llamado sermón escatológico del Evangelio de Mateo 24:36.La alusión al "falso mesías" en el Apocalipsis fue interpretada como señal de que antes del Juicio Final aparecerá un personaje así, también llamado Anticristo, lo que por otra parte es predicado por Jesús en el Evangelio de Mateo.Esto movió a identificar al falso mesías con diversos gobernantes y Papas.[43] Las razones de este renacimiento del milenarismo no son evidentes y lo más probable es que exista aquí una fuerte relación con el militantismo belicoso que invade a la cristiandad a partir de la Primera Cruzada, que se desencadena haciéndose eco del famoso Sermón de Clermont realizado por el papa Urbano II en 1095.Además, “no era un rebelde, sino un elegante abate calabrés, protegido por tres papas, un hombre cuya conversación complació a Ricardo Corazón de León en su viaje durante la Tercera Cruzada”.Otros adoptarían las formas más radicales del movimiento franciscano, en cuyo seno tanto las profecías reales como las atribuidas a Joaquín tuvieron gran influencia.[48] Ante esto, Cantalamessa recordaba que, tal como el mismo Papa Benedicto XVI hace no mucho lo sostuvo, para la Iglesia Católica los pensamientos de Joaquín eran “falsos y heréticos”.Sin embargo, nadie ha podido encontrar las supuestas referencias de Obama a Joaquín.Dado que esta profecía determina una fecha próxima para tal suceso (después del actual papa, Francisco, hasta el fin del mundo quedaría un solo papa: Pedro de Roma), han adquirido gran popularidad recientemente.En cambio, otras iglesias milenaristas, como la de los anabaptistas, llegaron a ser populares.Le respondió, en forma igualmente áspera, el más apasionado defensor de Lacunza, José Valdivieso.[50] Con el tiempo no menguó la fama del libro ni la división entre defensores y opositores.Pero en el año 1941, la Sagrada Congregación del Santo Oficio en carta dirigida al arzobispo de Santiago José M. Caro Rodríguez, remitiéndose a la prohibición de 1824, rechazó el sistema milenarista, aún el mitigado, y señaló que dicha doctrina, bajo ningún pretexto podría ser enseñada, propagada, defendida, recomendada, sea de viva voz o por escrito.[53] Edward Irving, un pastor escocés presbiteriano, leyó la obra de Lacunza y la tradujo al inglés en 1827.Irving —quien era además un orador brillante— fundó la Iglesia Apostólica Católica en Escocia inspirado en Lacunza en que la segunda venida de Cristo estaba cerca.Este evangelista anglo-irlandés —a quien se le debe la teoría del "rapto secreto"—, fue un líder importante del movimiento conservador los Hermanos de Plymouth, una asociación heterogénea de grupos evangélicos independientes entre sí con rápida expansión en Europa y Norteamérica.Los Hermanos de Plymouth y los irvingitas compartían en un principio, un común interés por los problemas escatológicos.El ex-clérigo anglicano, Darby, se uniría más tarde a los Hermanos de Plymouth, y promovería las enseñanzas del traductor del libro de Lacunza, el pastor presbiteriano Irving, añadiendo algunas por su propia cuenta.Su influencia sobre el naciente pensamiento socialista y comunista es directa, particularmente a través de figuras tan destacadas como Robert Owen en Inglaterra, Félicité de Lamennais en Francia y Wilhelm Weitling en Alemania.