Apocalipsis

[4]​Algunos atribuyen estos escritos no al apóstol Juan sino a una supuesta comunidad denominada joánica que habría sido fundada o influenciada por él.[9]​ Por ello, el Apocalipsis conllevaría también un trasfondo histórico que haría referencias múltiples a estas persecuciones y a los consejos que el autor daría a sus lectores, cristianos, de mantenerse en la fe para soportar las angustias, poniendo la esperanza final de la nueva Jerusalén como premio seguro para los que mantuvieran firmes (Prévost, 2001: 27-32).La admisión de este texto en el canon bíblico del Nuevo Testamento no fue nada fácil, ya que la polémica entre los Padres de la Iglesia al respecto duró varios siglos.[11]​ En la Galia, Ireneo de Lyon creía firmemente en su autoridad divina y apostólica (Adversus Haer.,[1] V, 30).En África, Tertuliano citó frecuentemente el Apocalipsis sin dudas aparentes sobre su autenticidad (Contra Marción, III, 14, 25).Orígenes aceptaba el Apocalipsis como inspirado, y lo catalogaba como parte del Homologoumena.Los cristianos de Siria también lo rechazaron, debido a que los montanistas se apoyaban mucho en él.La lectura del libro del Apocalipsis se puede hacer en varios planos (literal, simbólico, por su género literario, con el contexto histórico en que fue escrito, por el mensaje de fondo del que habla, etc.) Según Prévost (2001: 5-9) es necesario comprender todos estos niveles para entender el libro del Apocalipsis y para evitar interpretarlo solamente desde la perspectiva de actitudes de los movimientos apocalípticos que se centran únicamente en el terror que causaría un supuesto fin del mundo:[30]​ Igualmente, se pueden incluir análisis que contemplen la estructura desde el punto de vista del idioma en que fue escrito el libro (griego).(Vanni, 1971: 236-247; Vanni, 1982: 12) Según Hahn (2001), básicamente existen cuatro escuelas interpretativas del contenido del Apocalipsis, a saber: Para Hahn, todas estas escuelas tienen su razón de ser y su parte de veracidad, y aunque dicho autor favorece ante todo la visión preterista, no rechaza del todo ninguna de las otras escuelas.En primer lugar, se puede ver al Apocalipsis como compuesto por cuatro partes: El libro del Apocalipsis presenta también secciones bien diferenciadas, en las que los símbolos cambian entre una y otra, aunque conservando un mensaje principal idéntico de esperanza: La estructura del Apocalipsis se puede ver también de acuerdo a septenarios: dividido en 7 grupos, cada grupo a su vez puede subdividirse en subgrupos de 7 junto con preludios, interludios y otros excursos (Läpple, 1970) 1.El Apocalipsis cita o parafrasea frecuentemente al Antiguo Testamento, por lo que muchos de los símbolos presentes en este libro son sacados de una lectura cristiana del Antiguo Testamento (Vanni, 1982: 33).Vanni (1982: 88) apunta que en el trasfondo del texto subyace el ritmo propio de la liturgia de los primeros siglos del cristianismo, liturgia que hoy sigue vigente aunque con numerosos cambios (Hahn, 2001).En algunos puntos, pareciera como si la intención del autor fuera que se leyera el libro en comunidad, con un lector que haga las veces de Cristo, otros haciendo las veces de otros personajes, y el resto de la comunidad respondiendo en las partes que les correspondan (alabanzas, doxologías, oraciones, peticiones, etc.) Véase por ejemplo Ap 1:1-8; Ap 4-5; Ap 11:15-19; Ap 22:14-21, etc. De hecho, tomando como contexto el «día del Señor», en que el autor dice haber recibido la visión (Ap 1:9-10), puede verse una imagen de una liturgia cristiana primitiva en todo el libro.Por último, la liturgia se ve reflejada en muchos símbolos a lo largo de los pasajes del libro.(Vanni, 1982: 143-148) (Hahn, 2001) muestra la siguiente tabla, en la que el autor empareja varios pasajes del Apocalipsis con partes definidas de la Eucaristía: Entre los numerosos símbolos presentes en todo el libro, dos características destacan: los «números» y los «colores».El significado de los números se daría en función del sentido que los cristianos de la época del siglo I les darían, y que estarían directamente influenciados por los significados que los judíos le darían a muchos de esos números: Igualmente, muchos otros números aparecen en el libro, que siguiendo la interpretación de la literatura apocalíptica, tienen también un significado simbólico.Las más notorias se encuentran por la relación que guardan entre sí los tres septenarios de sellos, trompetas y copas.En este contexto, también se puede analizar la estructura del Apocalipsis de acuerdo a septenarios.Recordando el significado de los colores, la interpretación más común de lo que cada jinete representa sería la siguiente (Prévost 2001: 38; Vanni, 1982: 53-54): (Ap 7:4-8) Hay que notar primero que 144 000 = 12 x 12 x 1000, es decir, recordando el significado de los números, es un número que representa una gran cantidad (1000), multiplicada por la totalidad (al cuadrado, es decir, todavía más grande) en relación con el pueblo de Dios.Esta cifra puede interpretarse literalmente a partir del libro del Apocalipsis como el número de las personas que quedarían salvadas al final, pero leyendo más adelante, se puede leer lo siguiente: ...vi luego también una multitud que nadie podía contar, de toda nación, raza y lengua... (Ap 7:9-17), lo que se puede interpretar también como el hecho de que el número 144 000 no sería exacto ni literal, sino solamente representativo.Y sobre la base de esto intentan encontrar un juego numérico (conocido como gematría) con las letras del alfabeto griego (idioma en que fue escrito el libro) que pudiera dar la equivalencia para reconocer con este número a la principal Bestia del Apocalipsis.Una palabra o frase conocida tenía entonces un número asociado al sumar las cifras equivalentes a cada letra; el inverso de este juego consiste en dar un número (como es el caso del 666 del Apocalipsis) y tratar de identificar qué palabra o frase cumple también con estas características.(Prévost 2001: 45-49) Algunas investigaciones también concluyen que el número 666 dado en este pasaje del Apocalipsis es erróneo, ya que existen algunas versiones del libro que datan del siglo II o III y que tienen como número de la Bestia al seiscientos dieciséis (y con el cual a través de los mismos juegos numéricos se podría relacionar a varios Césares romanos, por ejemplo Calígula, emperador romano caracterizado por su crueldad).Algunos han querido reconocer en estos dos Testigos a los apóstoles Pedro y Pablo, muertos durante la época de Nerón.Así pues, Babilonia representa tanto el poder dominador extranjero, como la idolatría.Por otra parte, otros identifican a Babilonia con la Jerusalén de los judíos (que igualmente tiene siete montes), y que contrasta fuertemente con la Nueva Jerusalén del final del libro.(Ap 12) La «mujer revestida del sol, la luna bajo sus pies y en la cabeza una corona de doce estrellas» aparece en Apocalipsis como la que engendra al Niño que el Dragón quiere combatir.Este niño es 'raptado' al cielo para después reinar, así que el Dragón se vuelca a combatir contra la Mujer y luego contra el resto de su descendencia.(Prévost 2001: 107-108) La descripción de la Mujer en Ap 12:1 es muy parecida a la imagen de la Virgen de Guadalupe, quien está tapando el sol (pues se ven los rayos amarillos desde atrás) y está encima de la luna, y en su cabeza hay un manto con varias estrellas (que no son exactamente 12); esta imagen también es muy parecida a lo descrito en Ap 12:14, «Pero se le dieron a la mujer las dos alas del águila grande para que volara al desierto, a su lugar; allí será mantenida lejos del dragón por un tiempo, dos tiempos y la mitad de un tiempo»: en la imagen hay un ángel cargando la luna, además de que la persona a la que se le apareció la Virgen de Guadalupe se llamaba Juan Diego Cuauhtlatoatzin, nombre que significa «águila que habla», y el viaje al desierto se podría entonces referir al proceso de reevangelización desde América a España.Para Prévost (Prévost, 2001: 116), esta parte (junto con el capítulo 20) es la única que en realidad tendría características escatológicas, mientras que el resto sería solo un reflejo de los conflictos que la comunidad cristiana del autor estarían viviendo en su época y de la esperanza puesta en Dios a través de Cristo muerto y resucitado en que esos conflictos no prevalecerían y también serían vencidos tarde o temprano.
Juan recibe el Apocalipsis de Hans Memling .
«Apócalíptico I», obra del artista mexicano Mauricio García Vega .
El Cordero con el libro de los siete sellos , folio 13v del Apocalipsis Bamberg .
Predicación del Anticristo por Luca Signorelli en la capilla de San Bricio en la Catedral de Orvieto
La ramera de Babilonia sobre la bestia de siete cabezas , de una pintura rusa del siglo XIX .