El uso neutral o positivo del término quedó limitado a las ciencias sociales e incluso en español se prefirió usar a veces en su lugar el término «corporatismo» (más cercano al corporatism inglés o al corporatisme francés).
«Vemos con placer formarse por doquier tales asociaciones mixtas de obreros y patrones», decía León XIII.
[14] En la encíclica también se decía: Con la Rerum novarum nació el corporativismo católico («reflejo humano e institucional del "orden divino", y fórmula magistral para humanizar y armonizar la nueva sociedad industrial»)[14], también denominado «corporativismo tradicional».
[15] Aunque la encíclica «no abordaba explícitamente la cuestión del ordenamiento corporativo», «sí exponía los postulados que constituían su sustrato ideológico, particularmente una concepción organicista de la sociedad de donde se derivaba la idea de que patronos y trabajadores desarrollaban funciones complementarias, iguales en dignidad pero diferentes en naturaleza, lo que hacía necesario armonizarlos en aras del buen orden social».
[15] En 1931 el papa Pío XI publicó la encíclica Quadragesimo anno cuyas ideas principales coincidían con las expuestas por León XIII cuarenta años antes.
[26] En el periodo de entreguerras fue cuando comenzaron a aplicarse las ideas corporativistas y en seguida se comprendió que eso no sería posible sin la intervención del Estado.
[27] Así pues, «los sistemas corporativos se sustentaron en regímenes autoritarios mucho más que en la bondad o el éxito de su funcionamiento».
[29] El éxito del fascismo italiano tuvo una enorme repercusión en la derecha antiliberal europea que adoptó su modelo corporativo o se vio influido por él (se decía que había sido capaz de abolir la «lucha de clases» en Italia).
[38] En cuanto al funcionamiento real del sistema corporativo hay que destacar que los sindicatos fascistas tenían una capacidad de actuación muy limitada pues estaban sujetos a la autoridad del Ministerio de las Corporaciones.
[40] La Alemania nazi, a diferencia de la Italia fascista, no adoptó el modelo corporativo (aunque en sus inicios el Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) había utilizado una terminología corporativista), ya que los ideólogos nazis lo consideraban incompatible con su idea del Estado totalitario.
[41] Lo que pusieron en marcha los nazis fue un proceso de «coordinación» ―Gleichschaltung― cuya finalidad era ajustar las instituciones sociales y económicas alemanas a los principios políticos del NSDAP, lo que excluía completamente la negociación entre las partes (trabajadores y empresarios).
Por otro lado, las funciones del DAF eran bastante limitadas pues se reducían al adoctrinamiento y a la propaganda (su actividad estrella fue Kraft durch Freude ―Fuerza por la Alegría―, a imitación del Dopolavoro italiano, que estaba centrada en la organización de actividades de tiempo libre para los trabajadores).
[46] «Hitler fue siempre consciente de que la expansión del potencial bélico alemán no podía ser llevada a cabo sin la colaboración activa de los industriales y de que ésta no podría conseguirse si no se ofrecía a los mismos ciertas garantías frente a las tendencias más intervencionistas del nacionalsocialismo».
[47] Algunos estudiosos del corporativismo[48][49] lo definen como un sistema de organización o pensamiento económico y político que considera a la comunidad como un organismo sobre la base de la solidaridad orgánica, la distinción funcional y las funciones sociales entre los individuos.
[52] La interacción social corporativa es común entre grupos de parentesco tales como las familias, clanes y etnias.
[53] Otras especies animales son conocidas por exhibir una fuerte organización social corporativa, como es el caso de los pingüinos.
[58] En la ciencia política, se puede utilizar también el término "corporativismo" para describir el proceso por parte de un Estado de dar licencia y reglamentar para incorporar organizaciones sociales, religiosas, económicas o populares en un solo cuerpo colectivo.
[62] Durante la Edad Media, la Iglesia católica del momento patrocinó la creación de varias instituciones, incluyendo cofradías, monasterios y órdenes religiosas, así como asociaciones militares, especialmente, durante las Cruzadas para establecer una conexión entre estos grupos.
[10] La dictadura de José Félix Uriburu intentó implantar un estado corporativo mixto, manteniendo una cámara parlamentaria política y otra de representación corporativa, pero el proyecto fracasó rápidamente tras la asunción del presidente Agustín P. Justo.
Existe una ideología política similar al corporativismo nacida y desarrollada en Chile, llamada Gremialismo, teorizada por el discípulo de Lira Jaime Guzmán.
El punto 9 de la Falange Nacional chilena se proclama corporativista al defender que:La economía debe ser dirigida.
La organización corporativa permite dar una dirección a la vida económica, evitándose la anarquía individualista y la absorción de todas las actividades por el Estado.
[76] Se ha postulado la posible inspiración confuciana del régimen[74] que lo acercaría a otros regímenes fuertemente corporativizados de la zona como la dinastía Qing.
Cuando dicen esto, creen que han adoptado una actitud inteligentísima, humanísima, ante el problema social.
Ahora son todos partidarios del Estado corporativo; les parece que si no son partidarios del Estado corporativo les van a echar en cara que no se han afeitado aquella mañana, por ejemplo.
El movimiento neo-falangista Falange Auténtica ha señalado similitudes entre su postura y la del socialismo autogestionario.
Sin embargo, por causa de la crisis externa contra Italia, el plan debió ser pospuesto temporalmente y su resultado no se materializó del todo.
Italia poseía 22 corporaciones según el rubro, que se veían regidas por una Magistratura del Trabajo.
A pesar del control dirigista de las empresas, el Estado fascista no colectivizó ninguna compañía sino que mantuvo su autonomía bajo dirección gubernamental.
Los tamberos uruguayos pueden ingresar a la cooperativa junto con sus trabajadores de ser aprobados por esta y el Ministerio competente.